Blog // Entrevistas ateas: Hernán Toro

Entrevistas ateas: Hernán Toro

Esta es la sexta entrevista de la serie de perfiles ateos.

Hernán Toro es un ingeniero electrónico especialista en didáctica de las ciencias, magíster en ingeniería con énfasis en automática y docente de matemáticas e ingeniería. Es miembro fundador de la agrupación Escépticos Colombia.

David Osorio: ¿Hace cuánto y cómo volviste a ser ateo?

Hernán Toro: Los datos son algo nebulosos porque fue un proceso gradual de varios años. La fase final se dió quizá hace unos 20 años, aproximadamente. Fue un proceso gradual de desmonte de mis creencias primero cristianas, luego teístas y sobrenaturales, debido a lectura de autores escépticos como Carl Sagan, James Randi, Martin Gardner y las publicaciones de CSICOP y Australian Skeptics, principalmente.

David Osorio: ¿Cuál es tu mito favorito sobre el ateísmo?

Hernán Toro: Que supuestamente ser ateo es “no creer en nada“.

David Osorio: ¿Qué es lo que más disfrutas de no creer en ningún dios?

Hernán Toro: La libertad de pensamiento y de disfrute existencial.

David Osorio:¿Qué sitios ateos/escépticos/de divulgación recomiendas? ¿Alguna razón particular?

Hernán Toro: CSICOP, Australian Skeptics, Skeptic, Sin Dioses y, claro, por haber participado en él con mis escritos, Escépticos Colombia. 😉

David Osorio: Define “religión” en una frase.

Hernán Toro: Conjunto de creencias y actividades asociadas al intento de trascender por medio de la acción de una deidad o por medio de prácticas meditativas.

David Osorio: ¿Qué es la fe y qué piensas de ella?

Hernán Toro: Es creer en ausencia de evidencia. Pienso que es un vicio del pensamiento que bloquea la adquisición de conocimiento real sobre la existencia.

David Osorio: ¿Qué es lo peor de la religión?

Hernán Toro: Que suele aliarse con el poder político para frenar el avance social, cultural y científico de las sociedades humanas.

David Osorio: ¿Qué hacer con el problema religioso de Colombia?

Hernán Toro: Educar en ciencia y pensamiento crítico. No es una cura infalible, pero mientras más mentes aprendan a pensar libremente, más personas lo harán en la generación siguiente.

David Osorio: ¿Tienes alguna anécdota relacionada directamente con tu escepticismo que nos puedas compartir?

Hernán Toro: Antes y después de ser escéptico experimenté multitud de fenómenos que a una mentalidad crédula menos preparada la habrían hecho virar hacia lo paranormal. Desde ‘ovnis’, pasando por ‘intervenciones divinas’, hasta ‘fantasmas’ y ‘poderes mentales’… todos esos fenómenos me ocurrieron pero, después de informarme escépticamente sobre lo paranormal, encontré que todos tenían una explicación clara y sólida en el campo científico.

David Osorio: En tus palabras, ¿qué es el laicismo y por qué es importante?

Hernán Toro: Es el principio de separación entre los estados y las religiones. Es importante porque permite el máximo nivel de libertad tanto individual como grupal. En el momento en que un grupo religioso se apodera del aparato estatal comienza la opresión de los demás.

David Osorio: Eres hijo de un sacerdote católico. ¿Cómo fue la relación con tu padre?

Hernán Toro: Infortunadamente, fue distante porque él no me crió, aunque nos veíamos con cierta frecuencia. Él siempre buscó lo espiritual y pasó por muchas corrientes religiosas y esotéricas. Al final, regresó a la Iglesia Católica. Nunca tuvo una visión escéptica sobre la realidad, aunque siempre tuvo un espíritu intelectualmente inquieto y eso fue una influencia en mi actitud hacia la existencia.

David Osorio: Fuiste criado por tus tías recontracatólicas, ¿cómo fue la experiencia? ¿Te arrepientes de algo?

Hernán Toro: Fueron unas madres maravillosas. No me arrepiento en absoluto porque me prodigaron todo el amor que no tenían obligación de darme. Me marcó algo la ética religiosa en el campo de las relaciones interpersonales por la visión negativa sobre el erotismo y la sexualidad en el que ellas fueron formadas, pero es algo que con el tiempo reevalué. Independientemente de la fe férrea que me enseñaron, también me forjaron un gran amor por la lectura y la ciencia que, en última instancia, fue lo que me hizo terminar saliendo de la religión.

David Osorio: ¿Cómo se vivió en tu casa tu regreso por el camino de la cordura?

Hernán Toro: Hubo alguna que otra discusión, pero fue poco confrontacional. Como mis argumentos eran sólidos, mi familia simplemente me decía que no se preocupaban porque eventualmente Dios me volvería a la fe. Les dolió, pero el amor que me tenían nunca se vió comprometido o menguado por mi escepticismo. Lamento un poco la tristeza que les generé, pero la vida es así. Las ideas de los hijos raramente son como las de los padres. Siento algo de tristeza por otras personas que dan el mismo paso y terminan lanzadas al ostracismo por su propia familia. Nunca fue mi caso. Si algo siento por mi familia es agradecimiento y nostalgia, ahora que ya no queda ninguno.

David Osorio: Si pudieras volver y aconsejar a tu versión más joven de ese entonces, ¿qué le dirías?

Hernán Toro: Je je je… le diría que todas las religiones son falsas; que no creyera en ninguna sin exigir evidencias controladas convincentes. Le diría que disfrutara más de la vida y de la juventud. Y que dejara de ser vago en matemáticas. 😀

David Osorio: En la carrera entraste en contacto gradual con la literatura escéptica, ¿recuerdas qué literatura?

Hernán Toro: Irónicamente, la primera que me generó disonancia cognitiva fue un libro del teólogo Hans Küng, llamado ¿Vida Eterna?, en el cual, palabras más, palabras menos, decía que la vida eterna era la vida plena en Cristo, aquí, ahora… y que era irrelevante si había vida después de la muerte o no. Eso me abrió los ojos al nivel de discusión que se da en las facultades de teología, que no se trasluce en la celebración eucarística. Küng fue forzado a retractarse tras una excomunión temporal, pero las compuertas de ese tipo de literatura, para mí, habían quedado abiertas de par en par.

Un libro que marcó mi vida, porque hasta ese entonces creía en lo paranormal, las visitas extraterrestres y temas similares, fue El mundo y sus demonios de Carl Sagan. Me mostró lo que había realmente tras toda la literatura crédula y mística que digerí durante mi adolescencia temprana. Ese libro me generó una voracidad por la literatura escéptica que me abrió los ojos y me impulsó a compartir el pensamiento crítico en habla hispana, en una época en la cual habían pocos referentes escépticos en la web.

David Osorio: También leíste libros de teología ‘liberal’. ¿En qué se distingue esta de la fe tradicional?

Hernán Toro: La teología liberal es lo que yo llamo “descafeinización de la religión”. Es lo que Bultmann llamaba “desmitologización” de la fe. Si se compara un evangélico norteamericano y uno europeo, hay marcadas diferencias. El primero rechaza la evolución, el segundo la acepta. El primero cree en los relatos de la tumba vacía, el segundo piensa que son mitos carentes de historicidad. El primero cree en la inerrancia bíblica; el segundo usa eufemismos para decir que cree en ella mientras demuestra lo contrario con sus razonamientos. Si todos los creyentes del mundo fueran como los obispos anglicanos contemporáneos, no habría que luchar por defender los derechos humanos y el avance científico ante la opresión cristiana, porque prácticamente no la habría.

David Osorio: ¿Cuáles fueron los primeros sitios escépticos que encontraste en Internet?

Hernán Toro: CSICOP, Talk Origins, Creation Science Debunked, Indian Skeptic, Australian Skeptics.

David Osorio: ¿Cómo nació Escépticos Colombia?

Hernán Toro: Inicié una página en contra del creacionismo traduciendo la página Creation Science Debunked con permiso del autor, dentro de mi Página Racionalista. Luego conseguí entre mis amigos cercanos un grupo de traductores, luego comenzamos a poner artículos de nuestra propia cosecha. Posteriormente comenzamos a dar charlas en colegios y en bibliotecas públicas y ahí se va. Como no nos lucramos de ello, no avanza al ritmo que queremos, pero los escritos y los vídeos quedan.

David Osorio: ¿Cómo funciona Escépticos Colombia?

Hernán Toro: Actualmente el sitio ha estado congelado por circunstancias académicas y laborales de algunos de los miembros, pero esperamos reanudar muy pronto.

David Osorio: ¿Qué experiencias bonitas te ha dejado Escépticos Colombia?

Hernán Toro: Hemos acercado personas creyentes a ideas racionalistas que les han liberado de sus mitos previos y los han convertido en escépticos y librepensadores. Me ha hecho sentir muy orgulloso que algunas personas referentes actuales en el mundo escéptico hispano me agradecieran por haberles ayudado a resolver dudas y a abrir los ojos ante ideas previas que mantenían, por ejemplo, Ferney Rodríguez y Guido Núñez. Sólo haberles podido dar un poco de luz a personas tan fantásticas y tan influyentes en la difusión del pensamiento crítico, han hecho que esa quijotada inicial valiera totalmente la pena. De cierta forma, pienso que influir sólo en unas pocas personas idóneas con más fuerza y voluntad que uno mismo puede ser un ‘grano de arena’ que termina movilizando a un alud.

David Osorio: ¿Has tenido alguna experiencia desagradable por tu activismo escéptico? ¿Cuál?

Hernán Toro: Lo más desagradable ha sido discutir con trolls y perder una que otra ‘amistad’ que no soporta ideas distintas a las propias.

David Osorio: Mi amigo Ferney dice que fue gracias al contacto que tuvo contigo que volvió a ser ateo. ¿Cómo es tu lado de esa historia?

Hernán Toro: Él es una de las personas que mencioné antes. Alguien con mucha más voluntad que yo y al que sólo le aporté un poco de información que él potenció por su propia calidad humana y personal. Él me contactó porque le gustaron mucho los artículos que traducíamos de Creation Science Debunked; eso lo hizo dudar de su fe adventista que rechazaba la evolución y terminó liberándose. Comenzó a compartir artículos con nosotros pero con un nivel de energía para producir que realmente nos dejaba atrás. Prácticamente por culpa de mi lentitud optó con toda razón por crear con Glenys Álvarez y Marcelo Huertas, su propio sitio, Sin Dioses, que terminó opacando prácticamente a todos los sitios hispanos de pensamiento crítico. De cierta forma, mi incapacidad de seguirle el paso fue un aporte indirecto al crecimiento de Sin Dioses.

Ferney ha sido uno de los mayores defensores recientes de los derechos civiles desde el lado ateo y escéptico en mi país. Es todo un privilegio ser amigo suyo.

David Osorio: ¿Cuál ha sido la forma de irracionalidad más descarada que has presenciado en el Estado?

Hernán Toro: Lo peor es la limitación de libertades personales por éticas de base judeocristiana. Que no haya derecho al suicidio asistido, que no haya derecho al aborto temprano, que haya prohibición de psicotrópicos, que no haya igualdad para las personas con distinta orientación sexual… Son formas de irracionalidad estatal que infortunadamente son reflejo de la irracionalidad mayoritaria de la población.

David Osorio: Al volver por la senda de la razón, uno asimila que lo que hacen los creyentes tiene tanto sentido como si hablaran con su secador de pelo o le rindieran culto a Pinocho; sin embargo, al vivir en una sociedad supersticiosa hasta la médula, ¿crees que uno desarrolla una especie de tolerancia frente a la irracionalidad religionista, que no le concede a otras formas de irracionalidad igual de ridículas pero menos populares y peligrosas? ¿Qué hacer en ese caso?

Hernán Toro: El problema es que las sociedades humanas tienen inercia cultural. Por esa inercia cultural tenemos tolerancia, una especie de ‘callosidad’, ante las creencias religiosas. Lo bueno es que dicha inercia fue sostenida durante siglos por la censura a la información. Hoy día, con la libertad de la web, los argumentos ateos se diseminan a velocidades vertiginosas y, hoy día, los ateos y escépticos son una subpoblación con una de las mayores tasas de crecimiento. Pienso que a este ritmo, antes de una generación, los ateos y escépticos estarán casi en igualdad numérica con los demás credos religiosos tomados en conjunto. No es algo malo que no se pueda lograr antes: los cambios sociales deben ser lentos para que puedan afianzarse; de lo contrario se termina basculando hacia la tendencia previa… como lo mostró el experimento fallido de la tontamente llamada ‘Primavera Árabe‘ que sólo se volvió un recrudecimiento del fundamentalismo de la Hermandad Musulmana.

David Osorio: ¿Cuál consideras que ha sido el Gobierno menos irrespetuoso con el laicismo? ¿Cuál el más?

Hernán Toro: El menos, el de Tomás Cipriano de Mosquera. Si no se hubiera dado la aberrante regeneración de Rafael Núñez y su ‘uribito’, Miguel Antonio Caro, Colombia probablemente sería una potencia mundial. En épocas recientes, el gobierno de Álvaro Uribe, un godo recalcitrante, un Rafael Núñez redivivo, que llegó al nivel de ridículo de decirle a los jóvenes que “debían dejar el gustico para después del matrimonio” es, en mi opinión, uno de los gobiernos más aliados con el poder religioso más retardatario, en particular, con su aliado el procurador Alejandro Ordóñez.

David Osorio: El actual proceso de ‘paz’ que adelanta el Gobierno con las Farc fue infectado por el privilegio religioso que se le ha dado a la Iglesia Católica (de hecho, parece que por instrucción de Santos, la bancada de Gobierno dejó hundir el proyecto de matrimonio igualitario para ganar el apoyo de la Iglesia en el proceso, y luego fue a esa misma Iglesia a quien se le confió el secreto de Estado de las víctimas que viajarían a La Habana, favoritismo que no ha recibido ninguna otra religión). ¿Crees en una ‘paz’ que discrimina a la población LGBTI y que se alcanzó pisoteando los derechos de la población atea?

Hernán Toro: Creo que es posible. No veo como un ‘pisotón’ a los ateos, aunque sí como una violación al laicismo el que Santos haya privilegiado a la Iglesia Católica en los diálogos de paz. Para acabar un conflicto armado como el de Colombia, a veces, hay que transigir hasta con el Diablo. Para que se pueda hacer política en serio, la paz es un prerrequisito. Más pronto que tarde, los derechos de la población LGBTI se volverán a llevar al Congreso y dicha legislación pasará. Es una tendencia mundial irrefrenable. La paz, en Colombia, por el contrario, tiene sólo esta oportunidad. Si no se logra ahora, no se darán diálogos por otros 30 o 40 años, y no habrá forma militar de que alguno de los bandos acabe con el otro.

Aunque es precaria, esta situación de diálogos es la única oportunidad de reinsertar la guerrilla en la vida civil que se puede vislumbrar en las próximas décadas.

David Osorio: ¿Cuál es el logro del que estás más orgulloso?

Hernán Toro: Haber cuidado a mis seres amados a través de las situaciones vitales más adversas. Haber ayudado a algunas personas a liberarse de la opresión de ideas instiladas en su más tierna e indefensa infancia. Mis producciones fotográficas me enorgullecen mucho.

David Osorio: Persona a quien admires mucho, ¿por qué?

Hernán Toro: Sam Harris. Es uno de los mejores expositores que he visto en mi vida. Su estilo calmado, conciso, extremadamente bien argumentado, a veces políticamente incorrecto, es argumentalmente delicioso. Tiene el nivel de claridad expositiva que todos los docentes soñamos con alcanzar alguna vez en nuestras vidas. Su indagación sobre la neurociencia y los estados alterados de consciencia es apasionante. En muy contadas ocasiones discrepo de sus posturas.

David Osorio: Háblanos de tu libro favorito.

Hernán Toro: Difícil elegir, pero de tomar uno, me quedaría con Ciudad Permutación, de Greg Egan. Dentro de un contexto de ciencia ficción dura, es tal vez el libro más metafísico y que mejor enfrenta el deseo de trascendencia e inmortalidad humana y sus inesperadas consecuencias.

David Osorio: ¿Qué estás leyendo en este momento?

Hernán Toro: De lectura ‘fuerte’, estoy con Quantum Chemistry, de Ira Levine. Es un libro guía sobre química cuántica, como su nombre lo dice. Lo elegí porque me interesa aprender más sobre nanotecnología y la mecánica cuántica es el fundamento de ese campo del conocimiento. Por ahora, sólo estoy repasando los conceptos básicos de cómo resolver la ecuación de Shrödinger independiente del tiempo en los ejemplos clásicos de barreras y pozos de potencial. Nada nuevo bajo el sol.

De lectura ‘suave’, por placer, estoy leyendo Los cazadores de microbios, un clásico de la divulgación científica sobre la historia de la microbiología. Lo estoy leyendo porque surgió la idea de hacer una una emisión sobre ese tema en un programa radial de divulgación de ciencia, ingeniería y tecnología que dirijo desde hace unos años.

David Osorio: ¿Qué es lo que más disfrutas de la vida?

Hernán Toro: Aprender. Una cena con una compañía agradable. Tomar vino en un jacuzzi oyendo música agradable. El sexo. La fotografía. Andar en motocicleta.

David Osorio: ¿Cuál es tu comida favorita?

Hernán Toro: La italiana. Cualquier pasta con salsa putanesca o frutti di mare es mi perdición. 🙂

David Osorio: ¿Qué te gustaría hacer/conseguir antes de morir?

Hernán Toro: Tener paz mental. Ser cada día mejor docente y mejor divulgador.

David Osorio: ¿Frase que le quieras dejar a los lectores?

Hernán Toro: No puedes hacer tu vida más larga pero sí más ancha.

David Osorio: ¡Muchas gracias por tu tiempo!

Hernán Toro: Con mucho gusto.

Si quieren contactar con Hernán, escríbanle un e-mail.

Post Recientes

Loading

Pin It on Pinterest

Share This