En abril, la universidad Brandeis canceló la condecoración de honoris causa a Ayaan Hirsi Ali, impidiéndole dar un discurso en la ceremonia de graduación de la Clase 2014 (y, valga decir, tremendo discurso del que se perdieron los graduandos)
Ahora, Ali fue invitada a dar una conferencia en Yale. Pero los típicos defensores de las aberraciones islámicas están tratando de impedir la conferencia:
La Asociación Musulmana de Estudiantes de la Universidad de Yale (MSA), junto con otros grupos en el campus firmaron una carta a la Fundación Buckley pidiendo que desinvite a Ayaan Hirsi Ali, una activista de derechos de las mujeres americana nacida somalí que habla contra el islam radical, para que no hable en el campus la próxima semana. Según The Yale Daily News, Ali tenía previsto dar una conferencia titulada “Choque de Civilizaciones: el islam y Occidente”, el 15 de septiembre como parte de la serie de oradores del programa William F. Buckley, Jr.
La carta también fue firmada por el grupo de Ateos, Humanistas y Agnósticos de Yale (?).
Afortunadamente, la Fundación Buckley no ha cedido:
A pesar de ello, el presidente del Programa Buckley, Rich Lizardo, dijo que el grupo tiene la intención de seguir adelante con sus planes originales para el evento.
“Una invitación y decisión de seguir adelante con este evento no es una defensa de sus puntos de vista o de sus declaraciones anteriores”, dijo Lizardo. “Es un reconocimiento de su derecho a compartir esos puntos de vista y un respaldo a la libertad de expresión”.
El National Review hizo una gran defensa de la invitación y puso los puntos sobre las íes:
Más al punto, sin embargo, parece que los estudiantes que respaldan esta censura —que son de la Ivy League, los mejores y los más brillantes, la crema de la cosecha intelectual de Estados Unidos— no tienen noción alguna de que gran parte de la finalidad de la educación es precisamente desconcertar y descomponer. Los grandes maestros fueron grandes interrogadores (ver: Método socrático) que entendían que la denuncia de los hábitos de mala calidad de la mente y la formación de las facultades críticas son imposibles si todo lo que uno escucha siempre es la confirmación de las creencias previas. Incluso los más entusiastas peleles de la Ivy League deberían saber que gastar $ 55 mil dólares americanos al año para que respalden obsequiosamente las presuposiciones propias es un desperdicio. Pero en nuestra época de corrección política estudiosa, donde los reclusos escriben el plan de estudios del asilo, estos estudiantes están contentos de aislarse frente a las opiniones de más allá del Old Campus Quad.
El Programa de Buckley ha declarado que Hirsi Ali hablará como estaba previsto, y no tiene la intención de invitar a un contrapunto preaprobado. Así es como debe ser. Ceder a las peticiones de estos grupos de estudiantes agraviados sólo facilitaría la evaporación de la diversidad intelectual en una de las principales instituciones de los Estados Unidos de aprendizaje.
Por eso es que Yale es Yale y Brandeis es Brandeis.
