En contraste con el mito de los ateos antisistema, a veces surge la acusación de ser “ateo por moda”, usada como arma arrojadiza (?).
Los primeros en hablar de “ateos por moda” fueron los religiosos, una falacia ad hominem (y, en muchos casos, un hombre de paja), con la intención de desacreditar al ateo en cuestión y, de paso, ahorrarse la explicación legítima que este podría dar sobre su postura y el camino que recorrió para llegar a ella.
Este hecho encierra una ironía poderosa: prácticamente no existe un solo creyente en algún dios que no lo sea por “moda” — la presión social, la tradición y el reclutamiento tienen un efecto en el comportamiento, las emociones y los sentimientos, hasta el punto de generar vacíos emocionales inmensos. Todos los creyentes lo son por moda —porque alguien más lo es o porque es mal visto no serlo—.
Para ser justos, es prácticamente la misma razón por la que la gran mayoría de gente no cree en unicornios: porque socialmente es mal visto creer en ellos, no porque tengan altísimos estándares científicos y epistemológicos sobre la carga de la prueba.
¿Hace eso menos real su descreencia en unicornios? No. La hará menos racional, pero esa no-creencia sigue siendo real. Si las creencias irracionales son como canales de televisión, independientemente de si lo apagas por moda o porque tienes mejores cosas que hacer, sigue estando apagado — no hay un apagado más real que otro. Igual con la no-creencia.
Además, si hubiera “ateos por moda”, serían un indicador positivo. Todo movimiento social que empieza a tener relevancia y ganar prestigio social atraerá a más y más personas, algunas de las cuales se unirán “por moda”. Es un signo de que la causa está creciendo, lo que hace particularmente gracioso que haya ateos —por lo general ‘antisistema‘— que adopten este argumento religionista y acusen a otros de ser ateos “por moda”.
En parte, lo que necesitamos, es crecer demográficamente para que, entre más voces seamos, más nos escuchen. Cada “ateo por moda” que cuestiona públicamente las religiones es más activista secular que quien presume de haber leído mucho y que cree que eso, de alguna extraña e inexplicable manera, lo hace superior y mejor ateo (?).
(Imagen: JD Hancock via photopin cc)