Gracias a la Corte Constitucional:
Este jueves la Sala Plena de la Corte Constitucional, en un fallo histórico, aprobó la adopción de una menor por parte de una pareja homosexual. El alto tribunal falló una tutela a favor de Ana Leiderman y Verónica Botero teniendo en cuenta que una de ellas es la madre biológica de la niña.
Este aval sólo servirá, entonces, para los casos en los que uno de las demandantes sea la madre o el padre biológico del menor, y aunque este fallo no cobija a toda la población LGBTI sí servirá de precedente para casos venideros.
La Corte, acogiendo la ponencia del magistrado Luis Guillermo Guerrero con seis votos a favor y tres en contra, defendió el derecho de los infantes a crecer en un núcleo familiar.
Al ser una tutela, la sentencia no constituye por sí misma una norma de rango constitucional. Para eso, es necesario que la Corte dicte sentencia en el mismo sentido en varios casos similares. Igual, ya hubo homófobos despelucados por la decisión.
Y, aunque está lejos de ser completamente justa, es un buen primer paso. Todavía falta el cambio en la legislación para que cualquier pareja pueda adoptar independientemente de su orientación y no haya requisitos de padres biológicos.
Este no es el primer caso de adopción homoparental del país. Antes vino Chandler Burr, un estadounidense a quien la Corte le concedió la adopción dos niños colombianos luego de que el ICBF (Instituto Colombiano de ‘Bienestar’ Familiar) le negara la adopción por ser gay.
Y, hace unos días un juez garantizó la maternidad a una lesbiana y su pareja, a quienes el ICBF les quitó el niño, de nuevo, por homofobia religiosa.
Los miembros del ICBF necesitan un cursito sobre tolerancia — para que aprendan que Colombia es un estado laico y que ni Jesús ni la Biblia son argumentos jurídicos (y, de paso, que la orientación sexual de los padres es indiferente para el desarrollo de los niños).
(Imagen: archibald jude via photopin cc)
