Frank Sinatra salió del clóset en una genial entrevista de Playboy en 1963. ¡Y las cosas que dijo!
Playboy: Muy bien, empecemos con la pregunta más básica que existe: ¿Eres un hombre religioso? ¿Crees en Dios?
Sinatra: Bueno, ese será un buen abridor. Creo que puedo resumir mis sentimientos religiosos en un par de párrafos. Primero: creo en ti y en mí. Soy como Albert Schweitzer y Bertrand Russell y Albert Einstein en que tengo un respeto por la vida — en cualquier forma. Creo en la naturaleza, en los pájaros, el mar, el cielo, en todo lo que puedo ver o que cuenta con evidencia real. Si estas cosas son lo que entendemos por Dios, entonces creo en Dios. Pero no creo en un Dios personal en quien busco consuelo o ganarme la lotería. No descarto la aparente necesidad del hombre por la fe; estoy a favor de todo lo que consiga que pases la noche, ya sea la oración, tranquilizantes o una botella de Jack Daniel’s. Pero, para mí, la religión es una cosa muy personal en la que sólo están el hombre y Dios, sin el hechicero de por medio. El hechicero trata de convencernos de que tenemos que pedir ayuda a Dios, explicarle lo que necesitamos, incluso sobornarlo con oración o efectivo. Bueno, yo creo que Dios sabe lo que cada uno de nosotros quiere y necesita. No es necesario ir a la iglesia el domingo para llegar a él. Puedes encontrarlo en cualquier lugar. Y si eso suena herético, mi fuente es bastante buena: Mateo, cinco a siete, El Sermón de la Montaña.
Playboy: ¿No has encontrado ninguna respuesta en la religión organizada?
Sinatra: Hay cosas de la religión organizada que resiento. Cristo es venerado como el Príncipe de la Paz, pero más sangre ha sido derramada en su nombre que en el de cualquier otra figura en la historia. Muéstrame un paso hacia adelante en nombre de la religión y yo te mostraré un centenar de retrocesos. Recuerda, eran hombres de Dios los que destruyeron los tesoros educativos en Alejandría, que perpetraron la Inquisición en España, que quemaron a las brujas en Salem. Más de 25.000 religiones organizadas prosperan en este planeta, pero los seguidores de cada una piensan que todas los demás están miserablemente equivocadas y probablemente también creen que son malvadas. En India adoran a las vacas blancas, los monos y un baño en el Ganges. Los musulmanes aceptan la esclavitud y se preparan para Alá, que promete vino y mujeres revirginizadas. Y los hechiceros no sólo están en África. Si miras los diarios de Los Ángeles de un domingo por la mañana, verás la variedad local de publicidad de sus mercancías como trajes con dos pares de pantalones.
Playboy: ¿No ha servido igualmente fe religiosa a menudo como una influencia civilizadora?
Sinatra: ¿Recuerdas la turba lasciva en Little Rock, que maldecía, insultaba y quería linchar a una mansa, inocente pequeña niña negra de 12 años, mientras ella trataba de inscribirse en la escuela pública? ¿No eran ellos —o la mayoría de ellos— feligreses devotos? Detesto la hipocresía de los que pretenden liberalidad, pero practican la intolerancia en sus propias pequeñas esferas malvadas. No le dije a mi hija con quién casarse, pero me habría roto la espalda si ella se hubiera fijado en un fanático. Como yo lo veo, el hombre es un producto de su condicionamiento; y las fuerzas sociales que moldean su moralidad y conducta —incluyendo los prejuicios raciales— son influidas más por cosas materiales como los alimentos y las necesidades económicas que por el miedo y el temor y la intolerancia generada por los sumos sacerdotes de la superstición comercializada. Ahora, no me malinterpreten. Estoy a favor de la decencia — punto. Estoy a favor de cualquier cosa y todo lo que presagie amor y consideración por mi prójimo. Pero cuando invocar alguna deidad misteriosa permite la bestialidad el miércoles y el domingo da la absolución — que no cuenten conmigo.
Playboy: Pero ¿no son esos hipócritas espirituales una minoría? ¿No son la mayoría de los estadounidenses bastante coherentes en su conducta dentro de los preceptos de la doctrina religiosa?
Sinatra: No tengo nada contra los hombres decentes de cualquier nivel. Pero no puedo creer que la decencia se derive sólo de la religión. Y no puedo dejar de preguntarme cómo muchas figuras públicas hacen confesiones de fe religiosa para mantener un aura de respetabilidad. La religión le dio forma a nuestra civilización, tal como es, y los hombres que aspiran a un cargo público en cualquier lugar en el mundo libre deben hacer reverencia a Dios o arriesgarse al oprobio inmediato. Nuestra prensa refleja con precisión la naturaleza religiosa de nuestra sociedad, pero te darás cuenta de que también lleva artículos y anuncios de astrología y a los evangelistas que pretenden ser Elmer Gantry. En América nos enorgullecemos de la libertad de prensa, pero todos los días veo, y tú también, este tipo de falta de honradez y distorsión no sólo en este ámbito sino en la reportería — sobre tipos como yo, por ejemplo, que es de menor importancia excepto para mí; sino también en la reportería de noticias mundiales. ¿Cómo puede un pueblo libre tomar decisiones sin hechos? Si la prensa informa de las noticias del mundo, como reportan sobre mí, estamos en problemas.
Playboy: ¿Dices que… ?
Sinatra: No, espera, déjame terminar. ¿Has pensado en el riesgo que estoy tomando por hablar de esta manera? ¿Puedes imaginar la avalancha de cartas chifladas, maldiciones, amenazas y obscenidades que recibiré después de que estas observaciones ganen circulación general? Peor aún, el boicot de mis discos, mis películas, tal vez un piquete en mi apertura en el Sands. ¿Por qué? Porque me he atrevido a decir que el amor y la decencia no son necesariamente concomitantes de fervor religioso.
Playboy: Si crees que te estás pasando de la línea, ofendiendo a tu público o quizás arriesgándote al suicidio económico, ¿debemos cortar esto ahora, borrar la cinta y empezar de nuevo por líneas más antisépticas?
Sinatra: No, publícalo. He pensado así durante años, moría por decir estas cosas. ¿A quién he perjudicado por lo que he dicho? ¿Qué defección moral he sugerido? No, no quiero acobardarme ahora. Vamos, amigo, el reloj está andando.
Si decir algo similar en el 2014 acarrea todo tipo de respuestas intolerantes, ¡la valentía de Sinatra de decirlo en 1963 (en plena Guerra Fría) es digna de admirar!
La entrevista es como para ser enmarcada.
(vía Why Evolution Is True | Imagen: alvez via photopin cc)