El estereotipo del ateo ‘antisistema’ viene de la satanización del ateísmo y la caricaturización de los ateos como personas come-niños, incivilizados, ajenos a la sociedad… que sirvió de combustible a la Inquisición.
Y aunque muchos se hacen ateos porque viene con el kit ideológico ‘antisistema’ que han adoptado, la Historia ayuda a poner el cliché en perspectiva.
La historia de Occidente puede ser vista como la permanente lucha de la civilización por deshacerse del cristianismo — incluso, los mismos cristianos serían ‘herejes’ para los correligionarios que los precedieron:
La mayoría de los cristianos de hoy serían condenados por Lutero y Calvino, que a su vez serían condenados por Aquino y Anselmo, que serían condenados por Atanasio y Agustín, que serían condenados por Pablo, quien sería condenado por Santiago, que sería condenado por el Cristo del evangelio de Juan, que sería condenado por las caracterizaciones sinópticas de Jesús, todos quienes serían condenados por la mayoría de las versiones de Yahvé en el Antiguo Testamento, quien sería condenado a su vez por las versiones aún más antiguas de la deidad.
Hoy, la mayoría de cristianos da por sentadas afirmaciones y hechos que le costaron la vida y la libertad a los ateos y ‘herejes’ de épocas pasadas.
Los ateos simplemente decidimos cortar el problema de raíz y rechazar los argumentos de autoridad religionistas que buscan obstaculizar el progreso al que tiende el ‘sistema’. Básicamente, los ateos tomamos un atajo y los estamos esperando hace rato en la línea de meta.
Y estar a la vanguardia del ‘sistema’ es todo lo contrario a ser ‘antisistema’. Por supuesto, hay muchas cosas por mejorar — y para ello podemos construir sobre lo ya construido; no hay que echarlo todo a la basura y empezar de ceros.
Muchos ateos comparten los más altos valores humanistas, que son producto del sistema: los derechos humanos y las libertades individuales; y de hecho pretenden ampliar su cobertura allá donde ha sido negada (a los menores de edad, a las minorías, a las mujeres, a los mismos no-creyentes). En realidad quieren más ‘sistema’, no menos, ni acabarlo.