Fui a la Feria de las Colonias y me encontré con la grata sorpresa de que la Policía de Carabineros tiene programas de ayuda para impulsar los negocios de los ciudadanos en los distintos rincones del país.
La variedad de productos y zonas donde se está impulsando el trabajo y el progreso son impresionantes y, como buen cafeinómano, me deleité con todos los productos que tienen a base de y con sabor a café —¡había cafequipe!—.
Sin embargo, a medida que recorría los stands, me dí cuenta de una cruda realidad: la gran mayoría de productos ofrecidos son promocionados como “naturales” y “sin químicos“. Aunque el trabajo de los carabineros y de los campesinos es admirable, creo que es justo hacer un llamado de atención al respecto: una buena inversión de recursos públicos como los proyectos del campo no debería verse afectada por, ni promover, la quimiofobia ni recurrir a subterfugios publicitarios engañosos. No sé, es una pequeña mancha en la gran labor que realizan.
Mientras buscaba más información al respecto encontré que la Dirección de Carabineros ofrece tratamientos de equinoterapia para los niños con síndrome de Down:
La Equino-terapia es un proyecto que la Policía Nacional viene realizando a través de la implementación de una metodología psico-aducativa que incluye una técnica de asistencia animal. Esa terapia está encaminada al tratamiento de niños con sindrome de Down y/o trastornos generalizados del desarrollo que se originan en los primeros cinco años de vida y que vienen siendo tratados por policías preparados para la atención de este programa.
Los Carabineros de la Policía Nacional reciben en las escuelas de formación policial la inducción teórico-práctica, además de los fundamentos científicos en que se apoya la equino-terapia y las diversas técnicas que la permiten impartir y aplicar sus enseñanzas cumpliendo con las normas vigentes.
Aunque se suele usar contra los niños autistas más que todo, la equinoterapia no cuenta con sustento científico como una terapia que funcione ni palie los ese trastorno ni los del síndrome de Down.
Al igual que con la músicoterapia, es plausible que la utilización de animales sea una herramienta de la terapia pero no constituye una terapia en sí misma.
Poner la palabra “terapia” en la parte final de una actividad es un intento de darle un estatus que no se merece — ninguna entidad estatal debería prestarse para eso.