El Partido Liberal propuso legalizar la marihuana para uso medicinal, y ya está la Iglesia entrometiéndose:
El exsecretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Vicente Córdoba, dijo que no es conveniente para el país legalizar en cualquier caso el uso de drogas ilícitas.
A juicio del clérigo, este alucinógeno tampoco es bueno con fines medicinales para poder aliviar los dolores de muchos enfermos.
“No podemos usar una sustancia que va a traer efectos secundarios como los problemas sociales, de depresión y psicológicos”, explicó.
De hecho, la marihuana ayuda a mitigar los síntomas del Parkinson y la legalización del cannabis se ha asociadado positivamente con una disminución de los suicidios.
La Iglesia puede tener sus propias ideas sobre la marihuana, por absurdas que sean, pero mientras no pague impuestos, ese punto de vista no tiene por qué ser tenido en cuenta. Así funcionan las cosas en un estado laico.
Todo esto es ridículo — cada quién es dueño de su cuerpo. Sin prohibición, los congresistas podrían dedicarse a hacer leyes útiles, y no se desperdiciarían recursos públicos diciéndole a los ciudadanos cómo vivir sus vidas, ni encarcelándolos por desobedecer.