Como al estado le cuesta mucho el servicio de salud a la población del Guaninía, entonces decidieron ofrecerles superstición indígena:
Teniendo en cuenta que el 80% de la población total del Guainía – 41.000 habitantes- es indígena, en cada centro habrá un payé o una partera (autoridades tradicionales en salud legitimadas por las comunidades) encargados de la prestación primaria en salud.
Estas autoridades serán libres de aplicar todos los conocimientos de la medicina tradicional pero también recibirán formación en temas de salud pública y en la aplicación de algunos procedimiento de emergencia que contempla la medicina occidental.
Así que como son indígenas, que se jodan: se les da pseudomedicina, sólo porque ellos creen en esa ridiculez y tan panchos. ¡Cuánto racismo! ¿Cuándo empieza a ser demasiado costosa una vida humana para renunciar a llevarles medicina?
Y se pone peor: el proyecto fue desarrollado durante dos años entre el Ministerio de Salud y Protección Social, el BID, los Andes y el Sena. Y los indígenas de Guanía son las ratas de laboratorio, ya que se piensa expandir el modelo a los departamentos de Amazonas, Putumayo, Chocó, Guainía, Vaupés, Vichada y San Andrés. Bonita receta para el fracaso, muy multicultural.
Al principio, me alegró que Alejandro Gaviria fuera ministro. Ahora, sólo puedo decir que ha sido una decepción tras otra.