Desde hace meses, los cristianos han impulsado la creación de una Oficina para el Derecho de Libertad Religiosa, lo que es curioso, porque ellos son los principales violadores de la libertad de cultos ajena. Siempre me ha parecido que es más de lo mismo de estas iglesias sinvergüenzas que quieren robar recursos públicos para hacer proselitismo.
El pastor Luis Eduardo Barbosa, ‘asesor’ de la dichosa oficina, pretende publicar un libro con sanción oficial, que precisamente pretende restregarle su cristianismo a todo el mundo en la cara:
La explicación sobre la carátula del libro basta para entender de qué se trata: “En primer lugar vemos una L que recuerda la piedra angular que es Cristo Jesús, dos líneas rectas, blancas y sin manchas que marcan dos direcciones, la primera hacia arriba que significa esa relación que todo ser humano debe tener con el único Dios creador. La otra flecha, en forma horizontal, nos está orientando a una relación con el prójimo. La palabra religiosa está impresa sobre una vela que está encendida”.
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Se trata de un borrador que se imprimió con los logos de la Bogotá Humana y de la Alcaldía Mayor de la capital, y con los nombres del alcalde mayor y el secretario distrital de Gobierno en la solapa.
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En su argumentación, el pastor Barbosa explica, por ejemplo, que “tiene la esperanza” de que el análisis de este “material pedagógico” permita ejercer el derecho religioso “en busca de un mundo incluyente, participativo y democrático que motive a vivir en una Colombia que comprenda las palabras de Aquel que murió en la cruz”.
Cristianos imponiendo su religión, ¿por qué no me extraña?
Por cierto, la Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá no fue consultada, ni invitada a esa oficina del Distrito; es curioso, pues siendo la minoría más perseguida por motivos religiosos, no estaría de más que tuvieran en cuenta lo que nosotros tenemos qué decir.
Y mañana la tal oficina esa va a tener su primer foro de derechos de libertad de religión, culto y conciencia para mostrar cómo las organizaciones basadas en la fe pueden ser agentes de transformación social, lo que resulta bastante extraño: la transformación social tiene que ver con hechos – que lo hagan organizaciones basadas en la ignorancia o no es irrelevante.