Por tercer año consecutivo, el Distrito ofrece el Concierto de la Esperanza que este año será protagonizado por la agrupación Calle 13.
El primero en despelucarse fue el concejal cristiano fundamentalista Marco Fidel Ramírez quien todavía no entiende que el Estado no está para promover ningún tipo de preferencias morales:
“No tiene presentación que con recursos públicos se traiga a un grupo que promueve mensajes como ‘vamos a portarnos mal, súbele el volumen a la música satánica’, entre los niños y jóvenes de la capital. Además, le cuesta al Distrito cerca de 1.363 millones de pesos, de los cuales la mitad son para los bolsillos de Calle 13, un grupo que envenena la mente de los jóvenes”.
En la carta, el concejal le pide a Morris “ser congruente con el humanismo que predica, entendiendo que las revoluciones pacíficas como las de Jesucristo, Gandhi o Luther King Jr., son muy distintas a las que producen estos grupos corruptores con sus letras, que aunque disfrazadas de arte urbano, son un atentado contra el desarrollo social, violando los artículos 184 y 185 del Código Penal colombiano, que hace referencia al constreñimiento a cometer delitos a menores de edad, lo cual es contrario a la paz, reconciliación y convivencia que esperamos los colombianos”.
Primero, escuchar música satánica es un derecho, como lo es escuchar la música de Chopin, Tchaikovsky, reggaetón o gospel. Que al señor Ramírez no le guste, no lo convierte en un delito.
Segundo, sabemos que el cerebro hace una recepción crítica de la música y de los mensajes en general. En español: las personas no tragamos entero, así que lo de “envenenar la mente de los jóvenes” es una mentira como un castillo.
Luego llegó todo el combo de teócratas encargados de envenenar la política pública con su superstición, a apoyar al fundalunático Ramírez:
Los concejales de Bogotá Marco Fidel Ramírez, del Partido Opción Ciudadana; Clara Sandoval, Javier Palacio, Sandra Jaramillo, Nelly Patricia Mosquera, Jimena Toro, de La U; Darío Fernando Cepeda, Julio Cesar Acosta, Arthur Bernal, de Cambio Radical; y Jorge Durán Silva, del Liberal, entre otros, rechazaron categóricamente el “despilfarro del Canal Capital” por la presentación del grupo puertorriqueño Calle 13.
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Finalmente, los cabildantes reiteran que es inconsistente el objetivo de un concierto denominado “de La Esperanza y la Paz”, con los mensajes contra la moral y las buenas costumbres de la familia, que invitan a denigrar a la mujer, incitan a la violencia y al consumo de drogas.
A ver si lo entiendo: los que pretenden prohibir el aborto para reducir a las mujeres a simples incubadoras humanas, ¿ahora están preocupados por la denigración de la mujer? ¡Qué curioso!
Después vino la intolerante Clara Sandoval a seguir mintiendo (que, básicamente es el trabajo de todos los pastores cristianos, claro):
[L]a concejal dijo que en sus denuncias no hay tintes religiosos. “Mi cristianismo es mi forma de pensar, pero cuando doy debates me concentro en la ley. Lo que nos interesa es proteger los recursos públicos. Mal haríamos en guardar silencio, porque es Canal Capital o por ser Calle 13, para que no digan que es cuestión religiosa”.
Si su absurda mitología no tiene nada que ver con la decisión, ¿por qué su colega Marco Fidel Ramírez pedía “respeto para los cristianos” (?)?
PORQUE LOS CRISTIANOS MERECEN RESPETO . #NoCALLE13enBOGOTÁ . @CanalCapital @Calle13Oficial CONCEJAL DE LA FAMILIA
— Marco Fidel Ramirez (@7MarcoFidelR) May 11, 2014
El respeto para los ateos, agnósticos y homosexuales brilló por su ausencia en su macabro Bogotá Gospel.
Y bueno, la hipocresía de los concejales queda demostrada, que no es de extrañar, al fin y al cabo son cristianos – no cabe esperar de ellos que sean honestos, o algo por el estilo; tampoco extraña que estos sean los peores concejales.
El día que dejen de despilfarrar dineros públicos en promover su superstición privada, ese día me preocuparé por el costo de los Conciertos de la Esperanza. Hasta entonces, supongo que seguirán con su patente hipocresía.