En este instante, la Vaticueva empieza la canonización de Juan Pablo II. Ha habido protestas de los activistas, pero yo simplemente no puede unirme a ellos en este tema en particular.
No encuentro esta canonización objetable: La Iglesia Católica es una entidad privada – pueden adorar a quien quieran, incluso a un protector de pederastas, como Juan Pablo II. Yo no esperaría nada diferente de una institución tan moralmente en bancarrota, y no voy a fingir que tienen o deberían tener algún tipo de superioridad moral, cuando no es así.
Ellos son como la mafia, sólo que peor, ¿por qué iba yo a pretender esperar que se comporten como gente civilizada? Estoy harto de los religionistas que me digan cuáles deben ser mis gustos y mi moral, no voy a entrar en ese juego. Siempre y cuando dejen de envenenar las políticas públicas, pueden hacer con su iglesucha lo que quieran.
Por cierto, ¿les sorprendería saber que los ‘milagros’ de Juan Pablo II son fraudes en realidad?