Hace seis años, Cali recuperó buena parte de su comuna 5 que era un foco de delincuencia.
La cosa no ha mejorado mucho porque ahora hay un sacerdote católico que insiste en tener su templo a la ignorancia ahí, a pesar de que está prohibido:
“El terreno pertenece al municipio, que a su vez le permite a la comunidad usarlo, siempre y cuando no se construyan iglesias”, dijo Alfonso Otoya, director de la Subdirección de Recurso Físico y Bienes e Inmuebles de Cali.
De acuerdo con lo estipulado por el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), las zonas verdes deben ser destinadas en un 30 por ciento a edificaciones como casas comunales o parques y el otro 70 por ciento a zonas verdes, los 2.120 metros cuadrados donde está la iglesia no se pueden prestar para la construcción de templos religiosos, ya que, entonces, se tendrían que ceder terrenos para diferentes cultos.
“Como comunidad no estamos en contra de que se construya una iglesia, ni más faltaba, lo que pasa es que ya está descartado porque de Bienes e Inmuebles nos explicaron el porqué de la respuesta negativa, es necesario que construyamos una caseta comunal, para beneficio de todos”, dice Narda Heredia Carrillo, presidenta de la Junta Comunal del sector.
El cura, un tal Darío de Jesús Monsalve insiste en incumplir la norma:
Aunque la Junta Comunal no quiere que las cosas se malinterpreten, el párroco se encuentra decepcionado con las cinco cartas de desalojo y dice que “una iglesia no le hace daño a nadie”.
Claro que hace daño: ¿por qué se le iba a ceder un terreno público a una superstición particular? ¿Por qué se iba a privilegiar una creencia por encima de las demás? Darle un trato preferencial al cristianismo le hace daño a los no cristianos.
Esta es una bonita oportunidad para que la Asociación de Ateos de Cali denuncie penalmente al señor Monsalve por ocupamiento ilegal de baldíos y por su negativa a desocupar el predio. Bienvenido al Estado laico, donde las normas son para todos.
