Todos tenemos derecho a nuestras propias opiniones, sin embargo, hay opiniones que son mejores que otras:
Algunas de nuestras opiniones se basan en la razón, el cuestionamiento crítico e incluso investigación que consume tiempo para aprender más sobre el mundo que nos rodea. Este es el tipo de opiniones que podemos defender porque tenemos una base razonable para ellas. Hemos cuidado la forma en que las formamos, haciéndolo con la deliberación. Podemos explicarlas de manera inteligente a los demás, y al hacerlo, en realidad podríamos convencerlos de que nuestra opinión es válida, aunque esto no significa necesariamente que ellos llegarán a compartirla.
Cuando la razón es una obligación moral, el medio para cumplir con esa obligación es el esfuerzo por tener opiniones objetivas y basar nuestras convicciones en la mejor evidencia disponible.
Las creencias no merecen respeto, y quienes exigen que respetemos sus creencias y opiniones, lo que realmente quieren es censurar la diferencia de opinión.