La catedral Nuestra Señora de la Pobreza, en Pereira, cuenta con muchos fieles, que creen que su fe es excusa para obstaculizar el funcionamiento del tráfico, el tránsito peatonal y el de minusválidos:
No es la primera vez que una iglesia afecta el orden público; lamentablemente sólo una sentencia judicial consigue que los creyentes respeten el espacio de todos.
(vía Diego Vargas y Alexander Shagrath)