Si alguien se pregunta por qué Colombia es una república bananera, debe saber que buena parte de la responsabilidad la tiene la Iglesia Católica.
William Ospina está trabajando en un nuevo ensayo, del cual publicó un fragmento en el que los expone:
Al período que va de 1880 a 1930 lo llamamos en Colombia la república conservadora. Corresponde a la Constitución centralista de 1886 y tuvo comienzo con el gobierno de la Regeneración, que sometió al país a una alianza entre los terratenientes y el clero, prohibió la lectura libre durante buena parte del siglo, educó al país en el racismo, la intolerancia con las ideas distintas, la mezquindad como estilo de vida y el irrespeto por los derechos de los ciudadanos.
…
Pero también es grande la responsabilidad de la Iglesia en la persecución y satanización del pensamiento liberal, no sólo porque sabía que iba a moderar su influencia sobre los ciudadanos, a proteger a los no creyentes, a los no practicantes y a los hijos de las uniones libres, sino porque iba a poner en cuestión las propiedades de la Iglesia, que en Colombia apenas fueron comparables con las del ejército.
Así contribuyeron las sotanas y las bayonetas a la perpetuación en Colombia de una Edad Media más tenebrosa que en cualquier otro lugar del continente.
Ya lo decía hace unos días Juan Carlos Henao durante el homenaje al liberalismo radical.
Ospina, con quien tengo serias diferencias, acierta asombrosamente en este tema. Para evitar estos abusos es necesario defender el laicismo de manera tajante, sin ceder ni un milímetro.
(vía Sr. Sertralina)