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¿Funcionan los detectores de mentiras?

Por Steven Novella:


Las afirmaciones de detección de mentiras son generalmente sumamente problemáticas, aunque no del todo pseudocientíficas. Hay un cuerpo de ciencia rigurosa, pero las dificultades en la aplicación de ese conocimiento de una manera práctica a la cuestión de la detección de mentiras tienden a ser abrumadoras.

Marcadores indirectos

El primer problema que a menudo se señala con la detección de mentiras es que la tecnología no detecta mentiras – sino marcadores de comportamiento que se correlacionan con la mentira. El polígrafo, por ejemplo, mide el estrés fisiológico, que se supone que se correlaciona con el estrés psicológico, que se supone que se correlaciona con la mentira. Pero hay entrevistados que manifiestan un estrés nervioso sin mentir, y hay mentirosos frescos que no revelan estrés, incluso cuando están mintiendo.

Grupos vs. individuos

Otro factor limitante es que la variabilidad individual tiende a ser mayor que la uniformidad en términos de comportamiento. Al hacer la investigación puedes ver las correlaciones de dos maneras. Puedes tomar un grupo de sujetos que se sabe que están mintiendo, y otro grupo que se sabe que dice la verdad y compararlos. Al hacer esto se pueden encontrar diferencias estadísticas entre los grupos.

Por tanto, podemos hacer declaraciones sobre el tipo de comportamientos que las personas muestran cuando están mintiendo. Pero esto no es la misma cosa que indicar si un individuo está mintiendo (llamado verificación de la verdad en un solo sujeto). Este ha sido un problema principal (pero no el único) con la prueba de polígrafo, por ejemplo.

Por lo tanto, con este tipo de tecnología sólo podemos hacer declaraciones estadísticas sobre la probabilidad de que alguien esté mintiendo o diciendo la verdad. Esto hace que la técnica no sea del todo inútil, pero sí cuestionable, sobre todo en algunas aplicaciones, como los juzgados.

Sin embargo, si podemos estar cerca del 100% de precisión en la comparación de grupos, entonces se vuelve más confiable aplicar la técnica al individuo. Esta es la promesa de una nueva tecnología que utiliza resonancias magnéticas para ver lo que está sucediendo en el cerebro cuando las personas mienten frente a cuando dicen la verdad. La idea es que podemos ser capaces de controlar nuestra voz y expresiones faciales, pero no lo que está sucediendo dentro de nuestros cerebros.

Resonancias magnéticas como detectores de mentiras

Los estudios con resonancia magnética funcional han sido impresionantes. En un modelo de prueba de la información oculta, algunos estudios han encontrado una correlación del 100% entre la mentira y la activación prefrontoparietal de la mentira. En general la correlación está por encima del 90%. Parece que nuestros cerebros pasan por un proceso diferente al fabricar una mentira que al recordar la verdad, lo cual tiene sentido.

Una revisión reciente resume los tipos de estudios realizados:

Desde su publicación inicial en el 2001, varios documentos sobre la metodología de resonancia magnética funcional BOLD han reportado patrones diferenciales de flujo de sangre en diferentes regiones del cerebro en paradigmas experimentales en los que fueron instruidos los sujetos para mentir o engañar en una condición de tarea y responder con veracidad en otra condición de tarea. Los paradigmas de la tarea incluían mentiras de elección forzada (es decir, responder que sí cuando la verdad es que no, y viceversa); mentiras espontáneas (o sea, decir Chicago cuando la verdadera respuesta es Seattle); mentiras memorizadas, ensayadas; fingiendo deterioro de la memoria, y algunas variaciones de la prueba de conocimiento culpable, incluyendo la mentira acerca de tener una carta, la mentira de haber disparado una pistola (cargada con salvas) antes de la sesión de exploración, mentir sobre la ubicación de dinero escondido, y mentir acerca de haber tomado un reloj o un anillo

El hallazgo más consistente es la activación de algunas de las áreas prefrontales con la mentira. La hipótesis es que se necesita que esta zona reprima decir la verdad, que de otro modo sería la respuesta por defecto a una pregunta. La investigación resumida anteriormente, sin embargo, es de tipo grupal. Sólo ha habido un par de estudios en busca de precisión de la detección de mentiras en individuos. Estos estudios muestran alrededor de un 90% de precisión de esta técnica.

Aún así, la resonancia magnética funcional como detector de mentiras tiene un problema similar al del polígrafo. En el polígrafo, alguien que tiene miedo o ansiedad puede mostrar los mismos resultados autonómicos que alguien que está mintiendo, generando un falso positivo. Asimismo, la resonancia magnética funcional detecta (probablemente) no una mentira, sino la supresión de una respuesta. Puede haber muchas razones en una situación de la vida real, en las que una persona inocente querría suprimir una respuesta, generando un falso positivo.

También hay otros problemas con la aplicación de esta tecnología.

Contramedidas

Los investigadores de los detectores de mentiras han sabido por mucho tiempo sobre las contramedidas – técnicas que los individuos pueden utilizar para engañar un detector de mentiras.

Recientemente, Ganis et al exploraron si las contramedidas de detección de mentiras afectarían al modelo de detección de mentiras de la resonancia magnética funcional. La investigación confirmó que el 100% de los sujetos que están mintiendo muestran cambios característicos en la exploración de la resonancia magnética funcional. Sin embargo, cuando se emplearon las contramedidas típicas, la tasa de detección se redujo al 33%. Si sus conclusiones son correctas, esto pondría detección de mentiras con resonancia magnética funcional en el mismo campo que el polígrafo.

Microexpresiones

Finalmente llegamos a la cuestión de las microexpresiones. Esta es la base de la serie de televisión Lie to Me. Hay poca ciencia detrás las microexpresiones, sin embargo. Encontré un estudio revisado por pares específicamente sobre microexpresiones como detección de mentiras, que encontró alguna correlación, pero no es suficiente para apoyar esta técnica como una forma de detectar de mentiras.

La idea básica, que se originó de Paul Eckman, es que cuando ocultamos nuestra verdadera emoción, la emoción real se fuga a través de de breves “micro”expresiones. Si alguien está fingiendo ser feliz cuando está muy triste, fruncirá el ceño brevemente.

Si es cierto, una vez más tenemos un marcador de la mentira, y no es realmente un detector de mentiras. Las microexpresiones revelarían que alguien está ocultando sus verdaderas emociones, pero no por qué lo está haciendo.

El concepto de microexpresión no se ha estudiado lo suficiente como para concluir que sea legítimo. Si se mantiene, bajo replicación adecuada, entonces todavía tenemos todos los problemas inherentes a la detección de la mentira – que es una aproximación a la mentira, es probable que haya contramedidas eficaces, y la variación en la personalidad individual y la situación puede abrumar cualquier señal de engaño.

Conclusión

Las diferentes tecnologías de detección de la mentira han descubierto colectivamente datos interesantes sobre las emociones humanas y el engaño. En mi opinión, no han obtenido un detector de mentiras eficaz, capaz de un alto nivel de precisión a pesar de las contramedidas deliberadas. Las tecnologías más recientes -resonancia magnética y microexpresiones- también deben ser objeto de investigación en aplicaciones del mundo real para ver qué tan generalizables son sus principios.

Yo no descartaría que una tecnología eficaz en la detección de la mentira pueda ser desarrollada. El enfoque más prometedor parece ser con la exploración del cerebro. Pero no estamos allí todavía.

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