En Suecia – qué mal:
Uno espera que las clasificaciones de películas digan si una película contiene desnudez, sexo, lenguaje fuerte o violencia. Ahora las salas de cine en la igualitaria Suecia están introduciendo una nueva calificación para resaltar el sesgo de género, o más bien su ausencia.
Para obtener una “calificación A”, una película debe aprobar el llamado test de Bechdel, lo que significa que debe tener por lo menos dos personajes femeninos con nombre que hablen el uno al otro de algo que no sea un hombre.
Ahh, sí, el dichoso test de Bechdel. Resulta que el test no funciona. Hay películas sexistas que lo aprueban y otras lo fallan por motivos no sexistas, como su ambientación.
El test parte de unos supuestos ‘feministas’ y sobre comunicación anticientíficos, que no han sido probados, y por tanto carece de relevancia académica.
El cine también ‘objetifica’ a los hombres, porque el sexo vende. Tan sencillo como eso.
Las clasificaciones de las películas son suficientemente perniciosas, como para empeorar la cuestión con pseudofeminismo.
