por Steven Novella
No soy fan de los suplementos a base de hierbas por muchas razones. En resumen, las hierbas son drogas. Los productos a base de hierbas en el mercado son simplemente medicamentos poco regulados que probablemente no funcionan, tienen dosis variables, a menudo tienen contaminantes, y pueden ser etiquetados incorrectamente. Por lo tanto, son drogas terribles.
Estos preocupantes hechos son “ecologizados” por los vendedores de productos a base de hierbas con el bombo de que estos productos son “naturales”. Eso no cambia el hecho de que siguen siendo drogas sucias, poco reguladas.
Un reciente estudio se suma al creciente cuerpo de evidencia que apoya mi resumen anterior. Un estudio publicado en BMC Medicine concluyó:
La mayoría de los productos a base de hierbas ensayados fueron de mala calidad, incluyendo considerable sustitución de productos, contaminación y uso de materiales de relleno.
Específicamente:
La mayoría (el 59%) de los productos ensayados contenían códigos de barras de ADN de especies de plantas que no figuran en las etiquetas. Aunque hemos sido capaces de autenticar casi la mitad (48%) de los productos, una tercera parte de estos también contenían contaminantes o materiales de relleno y que no figuran en la etiqueta. La sustitución del producto ocurrió en 30/44, de los productos probados y sólo 2/12 compañías tenían productos sin ningún tipo de sustitución, contaminación o rellenos. Algunos de los contaminantes que encontramos plantean graves riesgos de salud para los consumidores.
La sustitución del producto significa que, si bien dice “gingko biloba” en la etiqueta, las pastillas contenían alfalfa. Encontraron que el 32% de los productos no contienen el ingrediente principal, pero sí contenían otras especie que no estaban en la etiqueta. Además, el 20% contenía contaminantes y el 21% contenía rellenos que no figuraban en la etiqueta. En general sólo el 41% de los productos analizados fueron etiquetados con precisión, lo que significa que los consumidores son más propensos o a no estar recibiendo el producto a base de hierbas por el que pagaron, y/o a estar recibiendo especies de plantas que no estaban en la etiqueta.
Este último es el mayor problema, ya que algunas de las especies contaminantes o sustituidas podrían suponer toxicidad, alergia o interacciones con otros medicamentos. Por ejemplo, un producto de St. John Wart contenía senna, que puede causar diarrea si se usa regularmente. Algunos productos contenían trigo, y así parecen libres de gluten en la etiqueta, pero no lo son.
Este no es el primer estudio que encuentra que los productos a base de hierbas a menudo son etiquetados incorrectamente o están contaminados. Un estudio realizado en el 2004 por Saper encontró que el 20% de los suplementos ayurvédicos que se encuentran en las tiendas locales de Boston estaban contaminados con niveles potencialmente tóxicos de metales pesados.
Como acotación al margen, hay una chistosa crítica al estudio Saper por un defensor ayurvédico indio, esencialmente afirmando que el 20% no es tan malo, y que el estudio es defectuoso y racista porque los productos estudiados no eran verdadera medicina ayurvédica. La crítica no incluye referencias a estudios independientes que demuestren que los presuntos productos indios de alta calidad a base de hierbas son superiores en forma alguna. En cualquier caso, pierde el punto, que no era atacar a India (que es lo que piensa el autor), sino mostrar que lo que los consumidores están comprando, con frecuencia, está contaminado.
El autor no citó otras investigaciones, probablemente debido a que otras investigaciones confirman la cifra del 20%. Por ejemplo, un estudio del 2008 publicado en JAMA encontró en general, una tasa de 20% de contaminación con metales pesados en los productos a base de hierbas ayurvédicas compradas a través de Internet, ya sea que se fabriquen en EEUU o en India.
Las revisiones sistemáticas también muestran que los productos a base de hierbas pueden tener efectos secundarios e interacciones fármaco-fármaco, aunque en general hay datos muy pobres sobre este tipo de reacciones.
Los buenos procesos y normas de fabricación pueden resolver muchos de estos problemas, aunque sería difícil. Los autores de los estudios actuales señalan que muchos de los fabricantes de productos adulterados o sustituidos parecían auténticamente conscientes del problema lo que podría sugerir que el problema ocurre a niveles más altos que el de los proveedores de la materia prima. Así que cualquier regulación tendría que involucrar a toda la cadena de producción, con un seguimiento de los productos finales.
En su último libro, Paul Offit cuenta la historia de intentar regular el uso de productos a base de hierbas en su hospital. Eventualmente se decidió por un criterio, que los fabricantes proporcionen la documentación de qué hay realmente en los productos. Ellos se negaron a hacerlo. Uno tiene que preguntarse por qué.
Una adecuada regulación de los productos a base de hierbas sería deseable – nadie quiere que los usuarios de los productos a base de hierbas sufran los efectos secundarios de los contaminantes. Sin embargo, tales normas llevarían un inconveniente no deseado – haría más respetables productos que todavía tienen un problema importante. Por lo general no funcionan.