Los defensores del privilegio religioso han encontrado una excusa para violar la laicidad del estado colombiano: “Colombia no es un estado laico, sino aconfesional“, dicen, como si eso justificara que despilfarren recursos públicos en supersticiones privadas.
Pero es una mentira como un castillo: Colombia es un estado laico, no “aconfesional“.
Dice la Constitución de 1991:
ARTICULO 18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su conciencia.
ARTICULO 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva.
Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley.
No dice nada de “aconfesional” o “laico”, peeeeero la jurisprudencia de la Corte Constitucional tiene fuerza vinculante de rango constitucional (o sea, las sentencias de la Corte Constitucional hacen parte de la Constitución).
Y en la sentencia C-766 del 2010, dijo la Corte:
La neutralidad, derivada de la laicidad, no consistirá en la búsqueda por parte del Estado de un tratamiento igual a las religiones a partir de las actividades que éste realice en relación con ellas. La neutralidad estatal comporta que las actividades públicas no tengan fundamento, sentido u orientación determinada por religión alguna –en cuanto confesión o institución-, de manera que las funciones del Estado sean ajenas a fundamentos de naturaleza confesional.
[…]
no puede ser el papel del Estado promocionar, patrocinar, impulsar, favorecer o realizar cualquier actividad de incentivo respecto de cualquier confesión religiosa que se practique en su territorio
Eso es suficientemente laico (no “aconfesional“).
¿Y el preámbulo de la Constitución?
Es cierto que en el preámbulo de la Constitución se invoca a dios, y esa parte ya fue examinada por la Corte Constitucional. En su sentencia C-350 de 1994, al declarar inexequible la consagración del país al ‘sagrado’ corazón de Jesús, la Corte se pronunció al respecto:
La constitucionalidad de la consagración oficial de Colombia al Sagrado Corazón era plausible durante la vigencia de la anterior Constitución, la cual establecía que la religión católica era la de la Nación y constituía un esencial elemento del orden social. Pero esa consagración oficial vulnera el nuevo ordenamiento constitucional que establece un Estado laico y pluralista, fundado en el reconocimiento de la plena libertad religiosa y la igualdad entre todas las confesiones religiosas. Se trata de una consagración oficial, por medio de la cual el Estado manifiesta. una preferencia en asuntos religiosos, lo cual es inconstitucional por cuanto viola la igualdad entre las distintas religiones establecida por la Constitución.
[…]
En efecto, el proyecto de preámbulo que hacía de Dios “el fundamento de la dignidad humana y fuente de vida y autoridad para el bien común” -bastante acorde con la cosmovisión católica- no fue adoptado por la Asamblea Constituyente, puesto que se consideró que la soberanía residía en el pueblo. Por ello la referencia que se mantuvo no establece la prevalencia de ningún credo religioso, ni siquiera de tipo monoteísta; se trata entonces de una invocación a un Dios compatible con la pluralidad de creencias religiosas…
[…]
los poderes públicos no pueden hacer manifestaciones públicas en favor o en contra de alguna confesión religiosa. El país no puede ser consagrado, de manera oficial, a una determinada religión, incluso si ésta es la mayoritaria del pueblo, por cuanto los preceptos constitucionales confieren a las congregaciones religiosas la garantía de que su fe tiene igual valor ante el Estado, sin importar sus orígenes, tradiciones y contenido
Así que los que defienden la malversación de fondos están equivocados y ojalá fueran tan amables de dejar de patrocinar el desperdicio de recursos públicos con excusas tan endebles y jueguitos semánticos chimbos. ¿No prohibía su dios mentir, o algo así? ¿O es que sí se puede hacer si es en su nombre?
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* Esto, por supuesto, es en el papel, porque en la práctica el laicismo es violado sistemáticamente por todos, empezando por el Presidente de la República.