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Desafío Juvenil y religiones (con detrás de cámaras)

Como había mencionado, participé en el programa Desafío Juvenil de Canal 13, en el episodio sobre jóvenes y religión, que pueden ver a continuación – fui en representación de los ateos y la Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá:

Detrás de cámaras

En el cuarto de edición dejaron por fuera algunas cosas que ocurrieron en estudio que es justo que la audiencia conozca.

Por ejemplo, al despedir el programa, Dahyana Villota menciona que “se armó un debate muy interesante“. Con esto, hace referencia a un impasse que tuve con Hugo Nel (el cristiano): en una de sus intervenciones, él dijo algo por el estilo de que uno no puede ser persona si no cree en su dios – por supuesto, yo pedí la palabra e inmediatamente le exigí una disculpa para con todos los presentes, pues no iba a aceptar que se promueva la discriminación y la promoción de un tratamiento como ciudadanos de segunda clase a todos aquellos que no tenemos la superstición de él.

Otra actitud digna de reseñar fue la de Jonathan Fonseca. A pesar de presentarse a sí mismo como un musulmán moderado y que abraza la tolerancia (y de que su comunidad tiene el pomposo título de “MISIÓN ISLAM” Amor, Unión y Paz), su ansiedad por el hecho de que no hubiera un judío en el set llamó poderosamente mi atención.

Luego, en medio de la grabación, Fonseca mencionó que el islam era representado injustamente como una ideología totalitaria y que no era así en todas las partes del mundo, a lo que yo respondí que en todo el mundo habían incitado a la persecución y el asesinato de Salman Rushdie desde 1989, y que apostatar -el hecho de renunciar- al islam se paga con la muerte, independientemente de si se hace en Estados Unidos, Holanda, Colombia, Noruega o Arabia Saudita. Al terminar la grabación, Fonseca se me acercó y me dijo que aunque él y su comunidad sí respetaban la libertad de expresión, Salman Rushdie la había llevado demasiado lejos y se había buscado la fatwa, que él había leído Los versos satánicos y que quería discutir el caso conmigo – no había nada qué discutir, la libertad de expresión no puede ser llevada “demasiado lejos” y si alguien ‘provoca’ a los otros, eso no es ‘buscarse’ que le pongan precio a su cabeza.

¡Menos mal es un musulmán ‘moderado’ e ‘ilustrado’!

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