Al parecer, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Petro quita un poco de privilegio religioso a la iglesias, si le creemos a la fundamentalista fanática de Clara Sandoval:
La Cabildante explicó que la revisión del POT equipara a las iglesias y les exige los mismos requisitos como si fueran centros comerciales, como si su actividad fuera de vender usos y servicios por metro cuadrado y no se tiene en cuenta su aporte social, ni la necesidad de todo ser humano por su desarrollo espiritual.
Que una empresa haga aportes sociales no la exime de pagar impuestos, como todo el mundo.
Por otra parte, promover el odio, la homofobia, el machismo, convencer a las personas de que son insignificantes si no tienen un amigo imaginario y buscar imponer su superstición envenenando las leyes de todos, es algo que difícilmente califica como ‘aporte social’.
Y el POT tiene graves metidas de pata, pero esta no es una de esas.