Jerry Coyne le responde a un tal Tim Stanley, que cree que las creencias religiosas están exentas de escrutinio, críticas y burlas:
[La crítica de Stanley] Puede resumirse en cinco palabras de su principal queja, “las palabras también pueden herir”.
Bueno, sí pueden, pero pueden herir de dos maneras: pueden burlarse de las cosas que no puedes cambiar o son irrelevantes para la dignidad humana, como la etnia, el peso o la apariencia. O pueden burlarse de ideas que se pueden cambiar, y, mientras que no afectan tu valor inherente como ser humano, no obstante pueden ser peligrosas y estar equivocadas. Una de esas categorías es, desde luego, la creencia religiosa.
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¡Bueno, lo siento por ti! Si lo que te hace ser tú es una creencia en ideas delirantes, como tu redención a través de la ejecución de un carpintero palestino, o la idea de que una galleta y vino literalmente -literalmente- se convierten en el cuerpo y la sangre de ese carpintero, entonces eres un blanco legítimo para la crítica. Y un montón de gente que piensa que el núcleo de su ser descansa sobre la creencia en la historia del Génesis de la creación y una tierra joven, la idea de los fenómenos psíquicos, o su imaginada abducción por extraterrestres. ¿También vamos a mimarlos a ellos?
Ninguna de estas ideas merecen dignidad. Y la misma Iglesia que le proporciona a Stanley la compasión y la amistad también margina a las mujeres, prohíbe el aborto, el divorcio y el comportamiento homosexual, aterroriza a los niños con pensamientos del infierno, sanciona y protege la violación de niños, y propaga deliberadamente el sida en África negándole a sus adherentes los anticonceptivos. ¿Debemos permanecer en silencio sobre eso también? ¿En qué mundo vive Stanley?
Probablemente Stanley no se opondría si alguien escribe un tweet que critica su política conservadora. Y para muchas personas, sus creencias políticas también “van al corazón de lo que me hace ser yo mismo”. ¿Por qué la política es juego justo y la religión no? Todavía no entiendo esta distinción, y tal vez algunos lectores puedan explicármela. Para muchas personas, la política es una visión del mundo tan omnipresente como la religión lo es para otros.
Por último, sí, la gente tiene algunas necesidades profundas que se satisfacen con la fe. Pero esas necesidades profundas reflejan una pereza intelectual también – la pereza de no examinar si tienen buenas razones para lo que creen, la pereza de averiguar por qué el catolicismo romano es, por ejemplo, una mejor “visión del mundo” que la de islam. Por último, la pereza de aceptar el socorro de la Iglesia sin condenar su ideología retrógrada. En serio, que hace más daño: ¿Richard Dawkins o la Iglesia Católica?
La Iglesia Católica, por supuesto.
Y en unos párrafos, Coyne ha dejado sin piso la única crítica que se hace del Nuevo Ateísmo.