Cuando el tema del acuerdo de impunidad que pactan el Gobierno y las Farc en secreto se empezaba a volver aburrido y a caer en los clichés de siempre, me encontré con la columna de Juan Gabriel Vásquez, de los pocos columnistas rescatables de Banana Republic, dándonos unas dolorosas instrucciones para tragar sapos.
Pues por mucha admiración que sienta por Vásquez, estoy en desacuerdo con él en este tema.
Así que vuelvo a preguntar: ¿por qué apoyar lo de La Habana? Las posibilidades son varias: por franco hartazgo y genuina compasión con las víctimas […]
¿De qué le sirven a las víctimas la impunidad o un diagnóstico erróneo del conflicto?
[…] o porque los 220.000 muertos que nos reveló el Centro de Memoria Histórica ponen los pelos de punta […]
Claro, pero si no se entiende el conflicto, las cifras lo único que harán será aumentar, sin importar el tipo de solución, sea dialogada o no.
[…] por el conocimiento histórico de que en ningún lugar del mundo se han terminado conflictos similares por vías distintas de la negociación […]
Este dato lanzado así es un poco hipócrita. Por un lado, esto es más falso que un billete de cien pesos con la cara del Tino Asprilla. Para la muestra, está la historia de Sendero Luminoso.
Por otro lado, sólo el gobierno de Colombia ha sido tan soberanamente inepto, inefectivo, indolente, obtuso e ineficaz como para que exista un conflicto similar en cualquier parte del mundo. Y lo mismo puede decirse, entonces, de la otra solución (la posmoderna, mágica y poco realista que implementa el Gobierno hoy en día): en ningún lugar del mundo se han terminado conflictos similares por vía de la negociación.
[…] o por la conciencia inevitable de que los responsables del deterioro de esta guerra espantosa están a la derecha tanto como a la izquierda […]
(?)
[…] o por la comprensión resignada de que la violencia se alimenta de violencia y de que de alguna manera hay que cortar el ciclo de la humillación, el resentimiento y la venganza […]
De nuevo, esta afirmación contradice la evidencia sobre conflictos internos. Una vez más, todo el mundo está encantado con la ‘solución’ que nos ofrecen las humanidades, que tan alegremente despojan cualquier tipo de análisis de cifras y datos concretos para sustentar sus extravagantes afirmaciones de cómo funciona el mundo.
[…] o por convicción de que la paz traerá problemas, sí, pero que serán mejores que los problemas presentes […]
No creo que exista alguien que niegue esta verdad de perogrullo. No es que la paz no traiga problemas, sino que los medios para alcanzarla son cuestionables, cuando estos significan impunidad y lo único que hace el gobierno es un show mediático.
[…] sé de algunos que apoyan el proceso de paz sólo para que este país no vuelva a caer en los desmanes del uribismo, esa catástrofe moral de la cual todavía no nos reponemos (y, como están las cosas, esta razón es tan buena como cualquier otra). Sé de otros que apoyan el proceso de paz simplemente por no quedar del lado de los que lo atacan. Uribe, Ordóñez y las demás formas del fanatismo de extrema derecha me han parecido siempre responsables de los peores rasgos de este país […]
A ver, seamos claros: esta es la peor razón de todas. Es uribismo básico: si no se está con Uribe se está con las Farc; es maniqueísmo mondo y lirondo, algo que el gobierno de Santos, los apologistas del terrorismo y los medios han alimentado por igual, tildando a cualquier disidente o crítico de enemigo de la paz, desconociendo deliberadamente que existimos opositores que no somos de derecha, como la Comisión Colombiana de Juristas [PDF] y el mismísimo Human Rights Watch.
Me parece curioso que aunque Vásquez da mejores argumentos para oponerse al proceso de ‘paz‘, sigue apoyando este sinsentido:
Las Farc secuestran a un norteamericano y luego dicen que lo van a soltar como gesto de buena voluntad (igual que hace unos meses dijeron que no secuestrarían más, también como gesto de buena voluntad). Las Farc asesinan a sangre fría a 15 soldados en Arauca (y se ganan una palmadita en la mano de la ONU: que no sean malos, que el derecho internacional humanitario). Las Farc, en un acto de torpeza sin precedentes en ninguna negociación que me venga a la cabeza, les echan el ojo a las protestas del Catatumbo y ofrecen de oficio sus armas a los que protestan
…
Y la verdad es simple como un anillo: el proceso de paz fracasará en la medida en que las Farc sigan generando sufrimiento mientras se llenan la boca con palabras como “democracia” o “justicia”. ¿Están conscientes de eso quienes negocian en La Habana? No lo creo.