Sentimiento que comparto con la Misión Carismática Internacional, Clara Sandoval y Marco Fidel Ramírez: ellos tampoco quieren poner de su dinero – por eso pretenden que paguemos los contribuyentes. |
Después de que el IDRD decidiera proteger el Estado laico al no financiar Bogotá Gospel, el concierto cristiano que durante cinco años robó dineros públicos de la ciudad para promover esa creencia privada, los promotores cristianos salieron a atacar la decisión con un impresionante torrente de mentiras:
No hay apoyo Distrital
El Distrito sí les ha dado apoyo, tal como explica el gerente del Festival de Verano:
Para John Rodríguez, gerente del Festival de Verano, las opiniones de los concejales faltan a la verdad, o por lo menos parten de la desinformación. “Nosotros, si bien no podemos aportar plata para traer artistas, nos comprometimos con una logística que incluye permisos, tarimas, sonido, luces y personal por un valor de $300 millones. También, a que podían realizar las pruebas de sonido el día anterior o a la una de la tarde, cuando acabe el otro evento en el Simón Bolívar. Como ellos prefieran. Y, por lo tanto, a que pueden tener seis o siete horas de concierto, pues les prestaríamos el sitio hasta las 11 p.m.”, afirma.
Esto desmiente completamente los comunicados de prensa de Bogotá Gospel y de la concejal Clara Sandoval, responsable directa de este robo.
No es un evento religioso
Como somos un Estado laico, los promotores de este asalto a los recursos de todos, han insistido en que no es un evento cristiano sino cultural. Por supuesto, esto sería más fácil de creer si dentro de los requisitos para tocar en Bogotá Gospel no se incluyera el de ser cristiano debidamente afiliado a una de las sectas aliadas:
Promoción de valores
Otro de los caballitos de batalla de los cristianos ladrones ha sido el de que en su concierto se promueven valores y la paz.
Nada más lejos de la verdad: en estos conciertos se está promoviendo, la homofobia, el machismo y que se perpetúe el trato históricamente discriminatorio contra las minorías víctimas del cristianismo. Su ejecución es la flagrante violación del laicismo establecido como garante rector de la libertad de cultos, y no hay que olvidar que estas autodenominados líderes y pastores suelen creerse que las personas debemos hacer con nuestros cuerpos lo que a ellos les parezca, por no mencionar que las versiones más fanáticas de esta superstición niegan la evolución y el cambio climático.
¿Cómo es que la negación de la Ciencia, la promoción del odio al que piensa distinto, e incentivar la vergüenza de sus fieles para con el cuerpo propio son valores? ¿Qué clase de ‘valores’ maneja esta gente? ¿Son esos antivalores los ‘valores’ de la Bogotá Humana de Gustavo Petro?
Por otra parte, mientras la comunidad LGBTI no es una comunidad religiosa, la comunidad cristiana sí lo es. Por este sencillo motivo, merecen un tratamiento diferente. Laicismo básico: si son una comunidad religiosa, no pueden ser promovidos o financiados por el Estado. Así que el concejal Marco Fidel Ramírez puede dejar de ponerse en ridículo cada vez que sale a lloriquear porque su superstición no tiene privilegios religiosos.
Y no hubo un solo momento de paz, cuando fuimos recibidos con puños, patadas y la destrucción de nuestra propiedad en el Bogotá Gospel del 2012. No sé qué idea de paz tendrán Clara Sandoval y Marco Fidel Ramírez, pero atacar física y verbalmente al que piensa diferente no entra en la definición de ningún diccionario.
Atenta contra la diversidad y no es incluyente
De nuevo, esto es tan falso como el propio cristianismo. En parte, se les negaron los recursos públicos por su avaricia, que habría significado reducir el alcance del Festival, sólo por ellos:
Resulta que, efectivamente, desde 2008 la Secretaría de Cultura entregaba a los organizadores del festival cerca de $50 millones para gastos de logística de artistas extranjeros que, con su presencia, garantizaban la asistencia masiva a la plaza de eventos del parque Simón Bolívar. De esta manera, el recital cristiano se convirtió en el evento con mayor éxito del Festival de Verano, pues reunió desde entonces, en promedio, cerca de 70.000 espectadores.
…
Este año las cosas cambiaron. La Secretaría de Cultura les advirtió a los organizadores que, como todos los demás ciudadanos que querían hacer actividades en el Festival, debían entregar el proyecto al IDRD. De hecho lo hicieron, el 24 de abril. Mantuvieron varias reuniones con los responsables del Festival para definir pormenores e, incluso, según supo este diario por personas cercanas a la negociación, propusieron que parte del presupuesto que el Distrito tenía para todo el Festival ($2.500 millones) fuera destinado a traer a Juan Luis Guerra (artista cristiano cuya presentación cuesta cerca de US$400 mil). La respuesta fue negativa, pues el plan del IDRD es llevar el Festival a doce localidades, no a seis como lo hacía en ediciones anteriores, y reactivar eventos como la Clásica de Ciclismo de Bogotá.
Si en realidad quieren alabar a dios, ¿por qué no pueden cumplir con dos de sus más sencillos mandamientos: no robar y no mentir? ¿Por qué roban a los contribuyentes y por qué le mienten a la opinión pública y a sus feligreses?
El hashtag #RespetoAGospel sirvió para vociferar la indignación de los que piensan que los no-creyentes tenemos que pagarles su creencia privada. ¿Acaso no es irrespetuoso defender la alabanza a dios mediante los pecados del robo y la mentira? ¿No es eso una falta de respeto?