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Precisiones importantes al divulgar la evolución

Kevin Padian, respetado paleontólogo de Berkeley y presidente del Centro Nacional [Estadounidense] para la Educación Científica (NCSE), publicó algunas correcciones de malentendidos comunes sobre evolución en los libros de texto y los medios de comunicación (y siendo el NCSE una acomodacionista, cabía esperar que el texto de Padian reflejara eso).

Jerry Coyne se sumó a la conversación con sus propios puntos de vista, de los cuales retomo algunos.

Definir adecuadamente evolución: La definición de Coyne es “cambio en la frecuencia de los alelos con el paso del tiempo”; Padian prefiere la de Charles Darwin, “descendencia con modificación”, a lo que Coyne responde que no se especifica qué es lo que se modifica.

No usar el término “muchos científicos creen”. Esto se debe a que “muchos” implica que la ciencia se decide por votación; “científicos” puede referirse a los que están fuera del ámbito de competencia (por ejemplo, es justo decir que “muchos científicos dudan de la evolución”, aunque la mayoría de los equivocados incrédulos son químicos, ingenieros y similares); y la “creencia” no es algo que los científicos tengan. La “confianza basada en la evidencia” es mejor, y evita las implicaciones religiosas de la palabra “creer”.

“No dar la impresión de que la evolución es atea, o que los evolucionistas tienen que ser ateos”. Me gusta como lo matiza Jerry Coyne: La evolución es atea en el sentido de que toda la ciencia es atea: no asumimos que hay poderes divinos interviniendo en el proceso. Eso es lo que queremos decir cuando decimos que “la evolución es materialista y no guiada”. No es más erróneo que decir que la química es materialista y no guiada. Siguiendo con lo que expone Coyne, yo también pienso que los evolucionistas coherentes, como ocurre con todos los científicos coherentes, deberían ser ateos. De lo contrario, están adoptando simultáneamente dos metodologías dispares para la búsqueda de la “verdad”.

No antopomorfizar la evolución. La selección natural no es una fuerza impuesta a los organismos desde el exterior, ni tampoco “quiere” nada. Se trata simplemente de un proceso de selección genética – una descripción de lo que sucede cuando algunos tipos de genes dejan más copias que otros. Deberíamos evitar describir la selección natural como algo distinto a la reproducción diferencial de los genes, o decir que prevé algo. También conviene evitar decir que un rasgo evolucionó “para” algo, como “las aletas de los delfines evolucionaron para ayudar a nadar” – eso, también, describe erróneamente lo que realmente sucede en la selección natural.

Ahora paso a agregar otro, que me parece fundamental y no lo vi en los textos ni de Coyne ni de Padian:

No hablar del eslabón perdido. No hay tal cosa como un eslabón perdido, porque la evolución no opera de forma lineal, o una cadena. Por el contrario, su fuéramos a ilustrar la evolución en esos términos, sería más adecuada la alegoría a una corriente trenzada.

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