Los relativistas culturales sostienen que las culturas son sagradas, deben detenerse en el tiempo, conservarse tal como están y no debemos intervenir en ellas (las mejores esperanzas y calidad de vida son sólo para occidentales).
Cualquier tipo de interferencia en esa burbuja cultural enemiga de la diversidad es considerada “imperialismo cultural”. Occidente siempre es el único acusado de imperialismo cultural; sin embargo, un yogui charlatán interfiriendo en las comunidades arhuacas les produce orgasmos.
“¡No es imperialismo cultural cuando nosotros lo hacemos!“