“Tengo muchos nervios. Es una decisión trascendental en nuestras vidas”, alcanzó a decir Weimar Darío Marín antes de ingresar con su pareja, Juan Manuel Martínez a la notaria primera de Bello, para contraer lo que para ellos era su “matrimonio”.
Ohh, aquí hay una pareja feliz, demostrándose amor y conformando una familia. Dicen que no se le puede llamar matrimonio. Bueno, pues aquí estoy yo para probar lo contrario: este es un matrimonio.
Conservadores teniendo un aneurisma de la rabia por ver a dos homosexuales felices, en tres, dos, uno…
PD: Para los lectores homosexuales que quieran casarse y conformar una familia con sus parejas, aquí está toda la información necesaria.