Esa es la pregunta que le hace mi amigo Gabriel Andrade a los relativistas culturales:
Muchas culturas están desapareciendo en el mundo. Algunas ciertamente han desaparecido por vía directa del genocidio; a saber, se han exterminado a sus miembros. Otras han desaparecido por vía de la asimilación forzada. Pero, muchas culturas desaparecen sencillamente porque no tienen el poder atractivo para sus miembros, y éstos prefieren incorporarse voluntariamente a las grandes civilizaciones. Por ejemplo, si bien en los primeros años de colonización china, el gobierno de Beijng pretendió destruir la identidad cultural tibetana mediante tácticas muy cuestionables, hoy muchos tibetanos están dispuestos a asimilarse a la cultura china voluntariamente, precisamente porque se ven más atraídos por las ventajas del creciente boom chino, y menos persuadidos por vivir en una teocracia feudal. Es urgente entender que no todas las asimilaciones y desapariciones culturales son forzadas; hay plenitud de gente que ve más beneficios en renunciar a una identidad y asumir otra.
El relativismo cultural, que suele ser una coartada de desprecio intelectual contra Occidente porque sí, se basa, en teoría, en la autonomía de los pueblos. ¿Y si esos pueblos deciden adoptar los valores occidentales y abandonar sus ritos?
Para mí, está claro: están en toda libertad de hacerlo. ¿Por qué voy a condenar a alguien a ir en taparrabos, si prefiere ponerse jeans y escuchar su música favorita en MP3? ¿No sería esa imposición, precisamente, el neocolonialismo que tanto molesta a los relativistas culturales?