El último show del macartismo bogotano se dio por cuenta del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial presentado por la administración de Gustavo Petro, que permitiría la apertura de prostíbulos en centros comerciales, lo que le permitió a la derecha recurrir a su conveniente puritanismo y poner el grito en el cielo.
Pues bien, ya salió Petro a decir que tranquilos, que no habrá prostíbulos en Andino, y que el espíritu de la norma es otro:
El mandatario capitalino dijo que la comunidad misma ha buscado en reiteradas ocasiones soluciones para que la prostitución no se ejerza en las calles de Bogotá, por lo que es razonable que en el POT se reglamente la ubicación de los lugares donde se realiza esta labor.
“La misma comunidad propuso que se reglamente este trabajo, de tal manera que la prostitución no se ejerza en la calle porque allí están los niños y demás personas que pasan por las vías“, puntualizó.
Yo sigo sin entender por qué hay que ‘proteger’ a los niños del sexo. ¿Deben sentir aberración por sus cuerpos? ¿O aberración por los de los demás? ¿Hay que esconderles cómo funcionan los mecanismos de reproducción? ¿Por qué el estado va a decirle a los niños que es preferible que tengan sexo sólo dentro del matrimonio? ¿Vendrán instrucciones para que sea con una sola persona?
La prostitución es un servicio más, es comercio, ¿por qué no iban a estar en un centro comercial?
Lo otro que no entiendo es por qué se molestaron los conservadores (además del hecho de la existencia de Petro o cualquier persona que no piense como ellos). El plan de Petro perpetúa la estigmatización de este trabajo y pretende reducirlo a “wiskerías, streap-tease y casas de lenocinio”, como si fuera indigno ser dueño del propio cuerpo. ¿Acaso no es precisamente esto lo que quiere la derecha?
De hecho, este tipo de medidas conservadoras son coherentes con las demás políticas de Petro, enemigas de la libertad. Nada nuevo, ni la pataleta conservadora.