Cada vez hay más evidencia de que los pacientes con cáncer que recurren a la ‘medicina’ alternativa o complementaria (MAC), reducen su esperanza de vida.
Por ejemplo, un estudio noruego del 2003 examinó la asociación entre el uso de estas pseudociencias y la supervivencia al cáncer. Los datos de supervivencia se obtuvieron con un seguimiento de ocho años a 515 pacientes con cáncer. Un total de 112 pacientes recurrieron a la pseudociencia. Durante el período de seguimiento, 350 pacientes murieron. Las tasas de mortalidad fueron mayores en los clientes de pseudociencia (79%) que en los que usaron medicina real (65%). Los autores del estudio concluyeron que “el uso de la MAC parece predecir una supervivencia más corta al cáncer“.
A principios del 2013 se publicó otro estudio que concluyó que “mientras la MAC no aportó ningún beneficio de supervivencia definitiva, los usuarios de MAC informaron clínicamente significativamente peor calidad de vida relacionada con la salud y la supervivencia“.
El doctor Edzard Ernst ofrece varias explicaciones de estos resultados y aporta su propia opinión:
1) Algunos pacientes podrían utilizar terapias alternativas ineficaces en vez de tratamientos contra el cáncer eficaces acortando así su vida y la reducción de su calidad de vida.
2) Otros pacientes podrían emplear tratamientos alternativos que causan daño directo; para ello, hay numerosas opciones; por ejemplo, si se automedican hierba de San Juan, reducirían la eficacia de muchos medicamentos convencionales, incluyendo algunos medicamentos para el cáncer.
3) Los pacientes que deciden usar la medicina alternativa como un complemento al tratamiento convencional contra el cáncer podrían, en promedio, estar más enfermos que los que permanecen alejados de la medicina alternativa.
Los datos disponibles no nos permiten decir qué explicación se aplica. Pero las cosas rara vez son blancas o negras, y no me sorprendería, si una combinación compleja de las tres posibilidades estuviera más cerca de la verdad.