Sí, de las sociedades incivilizadas, como la colombiana:
Las cifras muestran que existe una relación directa entre la fortaleza de los lazos familiares en una sociedad y su bajo nivel de ingreso per cápita y la reducida calidad de sus instituciones. Los ejemplos más conocidos surgen de la comparación entre los países del norte y los del sur de Europa; entre las regiones del norte y las del sur de Italia; entre los países anglosajones, en un extremo, y los árabes, en el otro (y, probablemente, entre algunas zonas de la costa Caribe y la región antioqueña).
Son numerosos los canales de transmisión de los estrechos lazos familiares al bajo desarrollo social y económico. La militante pertenencia a una familia desincentiva la movilidad física y la asunción de riesgos de sus miembros, algo dañino para la innovación y el progreso (predominan la obediencia y cierto conservatismo en materia de cambio social). Si las personas no ven más allá de su familia, no entienden ni colaboran en los asuntos de su comunidad y su participación política es escasa. Cuando la gente confía y tiene lealtad sólo con los miembros de la familia, desconfía de todos los demás. Otra de las víctimas de estas familias, que usualmente reúnen bajo un mismo techo a padres e hijos adultos, es la mujer, quien debe asumir los pesados roles de manejo del hogar, con el sacrificio de su educación y su participación en el mercado laboral.
Los datos corresponden al estudio Family Ties de Alberto Alesina y Paola Giuliano. Nada que no sospecháramos ya, pero siempre es bueno tener la evidencia a la mano.
Esta es fácilmente la institución que más obstruye en el desarrollo y el respeto de las libertades individuales – por eso los religiosos la defienden con tanto ahínco.