Un cristiano devolvió su copia de Bioshock Infinite por el bautizo necesario para inciar la partida, y ejerció su privilegio religioso al punto en que consiguió que Valve rompiera su política de no-reembolsos, y le devolviera su dinero, porque el religioso se sintió ‘ofendido’ y ‘forzado a blasfemar’.
Ahh, no les gusta que alguien tome la decisión por ustedes y los obligue a bautizarse… ¡dejaré que lo analicen por cinco segundos!