Según explicó Jerry Coyne, se trata de un kohen.
Ahora, un kohen ha ofrecido una completa explicación de esta práctica, asegurando que no es vinculante:
Un área enorme de la ley judía involucra la impureza ritual. Es complejo, y para la mente moderna un poco raro. Casi toda se volvió irrelevante con la destrucción del segundo templo hace 2000 años. Sólo uno de los aspectos de la impureza ritual persistió, aquello que se refiere a los Cohanim (“sacerdotes”, es decir, los descendientes por línea paterna del hermano de Moisés, Aarón. De hecho, ¡ellos han identificado un gen kohen!) Básicamente, un kohen no puede entrar en contacto con un cuerpo muerto. Con la excepción de sus parientes cercanos o de un organismo que no tiene a nadie más para que lo entierre. “Contacto” incluye el contacto directo y también estar en la proximidad de la impureza. La proximidad incluye estar bajo el mismo techo que un cadáver o estar sobre el cadáver, como caminar sobre una tumba. El “techo” actúa para detener la impureza.
Entonces, ¿cómo llegamos a los aviones? Básicamente, tienen los ingredientes del problema. Un kohen no puede estar “sobre” un cuerpo muerto. Los rabinos del Talmud determinaron que la impureza que emana hacia arriba de un cadáver no tiene fin. Excepto, por supuesto, si una estructura interfiere. Así que si construyes una casa en un árbol sobre una tumba, el kohen estaría a salvo en su interior. Pero ¿no es un avión una estructura tal que impida la impureza? Pues bien, los rabinos del Talmud plantearon dicha cuestión. Se trajo a colación el caso de un kohen siendo transportado por encima de un cementerio en un vehículo cerrado, digamos siendo transportados. Ya que la impureza no termina, se vuelve irrelevante si el “vehículo” está a cinco pies de la tierra o a 35.000 pies de altura (y es de primera clase).
Así que los muy sabios rabinos consideraron que los kohen podrían salvarse de la impureza posando como condones gigantes. Porque las toneladas de metal del avión son traspasadas fácilmente por la impureza… ¡pero el plástico ni de coña consigue atravesarlo!
Valga decir que me quedo todas las veces con la locura judía en los aviones que con la locura islámica.