Desde que fue elegido Papa, Francisco se ha enfrentado a las acusaciones de que colaboró con la dictadura argentina.
Ahora, Francisco Jalics, a quien Bergoglio habría denunciado ante la Junta argentina, dice que eso no fue lo que pasó:
“Es un error afirmar que nuestra captura ocurrió por iniciativa del padre Bergoglio”, manifestó ayer Jalics, al romper el silencio sobre la controversia que desde hace días lo tiene como protagonista. El religioso, que vive en un monasterio alemán, aseguró en que se sintió “obligado” a realizar estas declaraciones, ya que algunos de sus comentarios de los últimos días fueron “contrarios” a lo que él quiso decir. Por eso, en el nuevo comunicado, publicado en el sitio oficial de los jesuitas alemanes, el sacerdote sentenció: “Estos son los hechos: el padre Bergoglio no denunció a Orlando Yorio ni a mí.”
Primero, sabemos que los sacerdotes sólo pueden decir aquello que la Iglesia les permite o les obliga.
Por esto, resulta curioso que sólo hasta ahora, cuando Bergoglio ya es Papa, Jalics venga en su defensa – tuvo 13 años para aclarar lo ocurrido, pero sólo “se sintió obligado a hacerlo” cuando el tipo al que acusaba pasó a ser su máximo jefe y tiene como principal misión mejorar la imagen de la Iglesia. Esto no cuela.
En segundo lugar, aunque entre los mandamientos cristianos se encuentra el de no mentir, sabemos que para ellos el fin justifica los medios, incluso si eso significa decir mentiras como un castillo.