Sigo viviendo en el mundo al revés.
Mientras los que vendrían a ser mis aliados naturales, los defensores de las minorías, defienden la censura, los conservadores, luchan por la libertad de expresión… más o menos.
El demandante, el exsenador Víctor Velásquez, argumentó que esta ley podría coartar el derecho a opinión de los ciudadanos.
“Se está penalizando el derecho a opinar”, insistió en diálogo con Blu Radio.
Según él, las Iglesias, independiente de su doctrina, se verán afectadas porque no podrán ni siquiera enseñar la Biblia sin que se vean directamente violando la noramtividad.
Esta parte es cierta, y mientras no recluten niños, sino que sus ‘enseñanzas’ se dirijan a adultos, no veo por qué el Estado tiene que meterse a decirles qué enseñar y qué no. Laicismo, ¿recuerdan?
“Si un sacerdote descubre que su monaguillo es homosexual y lo suspende del ejercicio ministerial por la condición que tiene, podría ser hostigado a través de la ley”, explicó.
En su iglesia, el sacerdote verá a quién acepta y a quién no.
A su turno, el autor de la ley, el senador Carlos Alberto Baena, dijo que su iniciativa quedó bien redactada y sólo busca acabar con las “arbitrariedades”.
Es curioso. El senador Baena tiene una curul por el Movimiento MIRA, que es un movimiento político cristiano. Estos son los tipos que quieren prohibir el aborto, se oponen a la eutanasia y al matrimonio igualitario, porque su superstición lo dice. ¿Qué decía Baena de las “arbitrariedades”?
Y es que el tema es tan profundamente obvio, que incluso alguien con la inteligencia de un mosquito como el procurador Alejandro Ordóñez, lo entiende:
En su solicitud, el jefe del Ministerio Público indicó que es inconstitucional enviar a la cárcel o emitir a un castigo en contra de las personas por el único hecho de expresar sus posturas ideológicas, religiosas o morales.
En este sentido Ordóñez Maldonado señaló que esta ley va en contra de la Carta Magna puesto que viola los derechos a la libre expresión y a la libertad religiosa.
Bueno, no podía tenerlo todo bien, por supuesto. La ley sólo viola la libertad de expresión. Lo que Ordóñez llama libertad religiosa, en realidad, es el privilegio religioso, algo que debería prohibir toda legislación de un país laico.