En su respuesta, Ordóñez señaló esos hechos como si fueran invenciones mediáticas que hacen parte de alguna campaña de desprestigio o algo así. Ahora, gracias a Daniel Coronell, sabemos que esto no es así:
De acuerdo con el dueño de la caja de recuerdos, el hombre que aparece en la foto es el actual procurador Alejandro Ordóñez Maldonado.
Ante esta afirmación le envié al jefe del Ministerio Público, un breve mensaje: “Respetado señor procurador, quisiera hacerle una pregunta: ¿Aparece usted en la fotografía que le anexo a este correo electrónico”.
Al día siguiente, el jefe de Prensa de la Procuraduría, me remitió –a manera de respuesta– dos fragmentos de entrevistas del procurador. Allí admite que participó en la quema, pero dice que eso no hizo parte del episodio de la biblioteca, que fue un reclamo distinto hecho por amigos suyos (ver correo).
En una de esas entrevistas asegura que: “Un 13 de mayo varios compañeros de colegio y de barrio quemamos unas revistas que nos parecían pornográficas”.
Ahora, Vladdo ha publicado una imagen comparando la foto de la hoguera con la tarjeta militar de Ordóñez:
Por si las evidencias no hablaran por sí mismas, y Ordóñez no hubiera confesado, el autor de la fotografía ha identificado efectivamente a Ordóñez como el protagonista de la hoguera:
Aquí sólo queda recordar que allá donde queman libros, quemarán personas y que uno de los mandamientos católicos es ese de no mentir, una instrucción meridianamente clara que Ordóñez ha violado sistemáticamente, en nombre de proteger ese listado de mandamientos de donde la saca.
No es de extrañar, viniendo de alguien para quien el fin justifica los medios.