Nuestra sola existencia como ateos hace más segura la sociedad colombiana y menos cruento el conflicto.
Esta conclusión nace del estudio de Paul Collier y sus colegas sobre las causas del conflicto:
La composición étnica y religiosa del país tiene importancia. Si hay un grupo étnico dominante que abarque entre el 45% y el 90% de la población (suficiente para darle el control, pero no lo bastante para que carezca de sentido ejercer una discriminación contra la minoría), el riesgo de conflicto se duplica.
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Si bien el predomino étnico es un problema, la diversidad étnica y religiosa no hace más peligrosa a una sociedad. De hecho, la hace más segura. Un país étnica y religiosamente homogéneo es sorprendentemente peligroso: el riesgo es del 23%. En comparación, en nuestro estudio encontramos que un país con una diversidad étnica y religiosa en su máxima magnitud corre un riesgo de sólo un 3%. En ausencia del caso bastante raro del predominio, la diversidad hace mucho más seguras a las sociedades.
A pesar de lo que diga la Iglesia y sus supuestos intereses de paz, si todos fuéramos cristianos -como les gustaría a ellos-, o sus números fueran aún más altos, esta sociedad sería aún más violenta; que no lo es debido a la existencia de minorías como los ateos, que aportamos a la diversidad religiosa.
De nada.