Alejandro Ordóñez Maldonado consiguió ser reelegido Procurador General de la Nación y hace dos días fue su segunda posesión, que estuvo adornada por unas palabras del presidente Juan Manuel Santos – que, al parecer, estaba posesionando a alguien más:
El procurador Alejandro Ordóñez, a quien acabamos de posesionar para su segundo período, piensa y obra como un hombre de principios, y esa es una virtud que a algunos les molesta.
Sí, los llamados principios del Procurador son los de la más rancia y cavernaria derecha católica fascista. Y sí, si a eso se le pueden llamar principios, pues esos principios me molestan, tal como me molestan los de los neonazis que golpearon a un niño de 16 años hasta dejarlo inconsciente y desfigurado.
Los principios y los valores –esos que deben forjarse en las familias y en los colegios, lo he dicho en varias ocasiones– son los mapas, son las brújulas sin los cuales no es posible llegar a ningún destino, y menos al destino que queremos, que es el de una sociedad justa, una sociedad moderna, igualitaria, una sociedad en paz.
Bueno, pues nos jodimos, porque Ordóñez tiene como uno de sus principales principios la homofobia, que es una característica de las sociedades injustas y desigualitarias.
De la misma forma, que las mujeres puedan elegir sobre sus cuerpos reduce en gran medida las desigualdades económicas, que son uno de los principales motores de la guerra. Pues bien – Alejandro Ordóñez se opone al aborto, y para ello no le importa mentirle a la opinión pública y cometer delitos.
Igualmente, Ordóñez desconoce el estado laico y las libertades individuales, dos fundamentos básicos de cualquier sociedad moderna.
Mejor dicho, tenemos la receta para una sociedad contraria a la que “queremos“.
Sigue el discurso de Santos:
Lo cierto es que necesitamos hombres verticales –hombres tolerantes frente a la expresión de las ideas del otro, pero intolerantes frente a la corrupción y la trampa– para afrontar con éxito la cruzada por la legalidad.
Ordóñez también ha sido un enconado enemigo de la libertad de expresión, que también es piedra angular de las sociedades modernas.
Y, más sobre la corrupción, después de la última mentira del Presidente:
Hoy tenemos razones para sentimos motivados a continuar en la batalla contra la corrupción.
…
En este punto de la prevención quiero resaltar la buena gestión de la Procuraduría bajo la orientación del doctor Ordóñez, porque no sólo se destacó por producir sanciones ejemplares –como en efecto se produjeron– sino también por realizar una labor preventiva, que es tal vez más importante por los ahorros que genera para todos los colombianos.
La memoria selectiva de Juan Manuel Santos resulta bastante curiosa. Su discurso, en el que no dejó de explicar por qué su gobierno es y ha sido maravilloso, recordando hasta el más insignificante y superfluo acto que sirviera para engrosar su lista de logros, falta a la verdad. De hecho, el retrato que hizo de Alejandro Ordóñez lo deja completamente irreconocible – ¿quién es esa persona a la que se refirió Juan Manuel Santos y dónde ha estado? Porque seguro que no es el reelegido Procurador.
Alejandro Ordóñez es lo más corrupto que haya visto este país. Incluso, consiguió su reelección a punta de amenazas, premios y favores.
Visto lo visto, seguiremos en la inmunda. Es una lástima que el Presidente de un país, teniendo las evidencias en su cara, se empeñe en desconocerlas y mentirle a sus conciudadanos.