En Inglaterra se está debatiendo la ley sobre el matrimonio iguallitario.
Así que 1.000 curas católicos han firmado una petición indignadísimos porque no podrán adoctrinar en su discriminatorio e inequitativo dogma homófobo:
“La legislación para el matrimonio del mismo sexo, en caso de ser promulgada, va a tener muchas consecuencias legales, restringiendo severamente la capacidad de los católicos de enseñar la verdad sobre el matrimonio en sus escuelas, instituciones de beneficencia o lugares de culto.
“No tiene sentido afirmar que los católicos y otros todavía puedan enseñar sus creencias sobre el matrimonio en las escuelas y otras esferas si también se espera que defiendan la postura contraria al mismo tiempo”.
Ohh, cuanto lo siento. Así que los ciudadanos podrán tener derechos independientemente del veneno escupido por la Iglesia; ¡eso debe ser dolorso!
Por cierto, ¿cuántas veces se han reunido mil curas para firmar peticiones contra la inseguridad alimentaria, la pobreza, las enfermedades?
Ahh, sí – cero. Silencio cuando se trata de asuntos de vida o muerte. Pero que ni les digan que no pueden decirle a las personas qué hacer con sus cuerpos y con sus vidas. Sí que duele perder el privilegio religioso.
