Mientras Barack Obama hace todo lo posible por satisfacer a los extremistas cristianos, Fraçois Hollande no lo hace todo mal.
A pesar de su populista oposición a los transgénicos -decisión anticientífica donde las haya-, Hollande está defendiendo el laicismo de Francia frente a los embates homófobos de la Iglesia Católica:
El presidente francés, Fraçois Hollande, ha entrado al trapo en la guerra dialéctica abierta entre su Gobierno y la Iglesia católica acerca de la celebración de debates en los colegios sobre la ley que regulará el matrimonio gay. Hollande defendió hoy la postura de su ministro de Educación, Vincent Peillon, que insta a las escuelas católicas, en las que estudian uno de cada cinco alumnos en todo el país, a que se mantengan neutrales en el debate. “La separación legal de Iglesia y Estado es un grito de guerra secular para Francia”, afirmó el jefe del ejecutivo.
¡Cómo me gustaría ver a los obispos católicos mordiéndose los codos!