Peter Higgs adquirió fama por fuera de los medios científicos, una vez que este año se descubrió una nueva partícula en consonancia con su propuesta de bosón.
Higgs, a pesar de declararse ateo, ha aprovechado parte de sus 15 minutos de fama de manera lamentable, para atacar a su colega científico, el biólogo Richard Dawkins, por su incansable defensa de la ciencia y desdén frente a la superstición:
De hecho, la postura de Dawkins le parece otra forma de fundamentalismo: “No estoy en contra de la gente religiosa, salvo que se comporten como fanáticos extremistas. El problema de Dawkins es que concentra todos sus ataques contra los fundamentalistas, pero evidentemente no todos los creyentes lo son. En ese sentido, creo que a veces es el propio Dawkins quien acaba adoptando una postura fundamentalista, en el extremo opuesto”.
Y, tal como pregunta Jerry Coyne, exactamente ¿qué tipo de “fundamentalismo” es ese? ¿Se puede realmente comparar la adhesión ciega a textos antiguos, fabricados por el hombre con la duda de que esos textos prueben algo acerca de un ser divino? ¿Por qué es “fundamentalista” solicitar pruebas, y criticar a los que se adhieren al dogma ignorando las evidencias? ¿Por qué es “fundamentalista” tener una actitud científica, basada en la evidencia frente a las afirmaciones de la religión, pero no a las pretensiones de antiguos pastores de cabras?
Algo también molesto de Higgs es su falsa humildad:
A pesar de que su nombre suena en todas las quinielas para el Nobel, Higgs no tiene ninguna prisa por ganarlo porque se siente abrumado por la ola mediática que se le ha venido encima desde el pasado mes de julio. “Fue un alivio que no me lo dieran este año”, confiesa. “Desde el anuncio de julio, no he parado de recibir invitaciones y solicitudes de todo tipo, y sinceramente me alegré de no tener que gestionar en ese momento todo lo que se me hubiera venido encima con el Nobel. Prefiero tener un respiro”.
Ohh, sí, claro – un científico que está aliviado de no haberse ganado el Nobel. ¡Vamos, señor Higgs!