Con esa tormenta de agua que están haciendo por lo de San Andrés e islas, resulta que antes de irnos a la guerra -como buena Banana Republic-, primó la razón y entonces decidimos hablar, como si este fuera un país civilizado.
Así que vamos a resolver nuestras diferencias con Nicaragua de manera dialogada y la representante del país centroamericano, la primera dama, Rosario Murillo, es toda una creyente de la Nueva Era:
Rosario es vista como una mujer de amuletos y esoterismo. Le gusta portar varios anillos, collares y brazaletes con piedras adquiridas de distintos países. En el palacio de gobierno implementó una transformación en sus interiores para llenar los salones de arreglos florares y colores intensos, un método que para ella previene ataques de energías negativas y atrae poder.
Ahora ya no sé si vamos a resolver el diferendo limítrofe hablando, o jugando a la ouija y vudú o disfrazándonos todos de arcoíris.