Los ateos militantes siempre estamos denunciando cómo es que llevar niños a misa es maltrato infantil.
Pero nos referimos a que es adoctrinamiento y aprovecharse de alguien que no tiene los conocimientos suficientes para oponer resistencia a las estúpidas enseñanzas supersticiosas.
Ahora, en EEUU, hay un predicador convicto por delitos sexuales y se prohíbe que se lleven niños:
Los niños seguirán sin tener acceso a los servicios de adoración en Jacksonville de que el delincuente sexual Darrell Gilyard ha estado dirigiendo las mañanas de los domingos desde finales de enero.
Esto se determinó en la corte el viernes cuando el abogado de Gilyard retiró una moción solicitando un cambio en el estado de libertad condicional del predicador para permitir que los menores de edad entraran en el santuario cuando predica Gilyard.
Y yo me pregunto: ¿qué pasa por la cabeza de un padre que va a una misa dirigida por un tipo que es un delincuente sexual convicto y que podría representar un peligro para sus hijos?
¿Qué le pasa a esta gente? ¿Por qué tiene que el estado proteger a los hijos de personas, que de otra forma, los pondrían en riesgo de manera voluntaria y más que felices de hacerlo?
(vía Incongruent Elements)