La Iglesia pretende decirle al Estado colombiano cómo interpretar las leyes del país, indicando, por supuesto, que entre más se le nieguen los derechos a las mujeres, mejor.
Ahora, la entidad reguladora de la salud les responde y, al parecer, no van a ceder ante la estupidez católica:
Los médicos, a partir del conocimiento que tengan sobre los efectos terapéuticos de un determinado medicamento, “pueden darle el uso” al misoprostol “que consideren pertinente, con base en su autonomía, aun cuando no esté explícito en su registro sanitario”.
Así lo afirmó la directora del Invima, Blanca Elvira Cajigas, luego de que la Conferencia Episcopal aseguró que la inclusión de este fármaco en el POS -para ser usado bajo estricto control médico en la interrupción voluntaria de embarazos en los tres casos autorizados por la ley- es una medida médica y jurídicamente improcedente.
Por su parte, Ramiro Vergara Támara, vocero de la Cres, expresó que esa entidad incluye medicamentos en el POS con base en las necesidades de la población y sobre análisis técnicos de efectividad y costos.
Ojalá se mantengan en esa postura.