Esta es la traducción del artículo de Maryam Namazie con respecto a los disturbios causados por el islamismo en estas semanas.
A veces, realmente no sé qué más decir.
¿Qué más se puede decir sobre la ley de la sharía que -al menos en tus entrañas- no sepas ya?
Se basa en el Corán, los hadices y la jurisprudencia islámica. Su código penal incluye la muerte por lapidación por adulterio y la ejecución por apostasía y homosexualidad. En Irán, por ejemplo, hay más de 130 delitos punibles con la muerte.
Su código civil -que es impuesto por los tribunales de la sharía en Gran Bretaña- es discriminatorio e injusto en particular contra las mujeres. Básicamente se trata de un código de muerte y desesperación.
No son noticias de última hora, ¿cierto? Después de todo es la ley religiosa. Y eso es lo que -en mi opinión- la religión hace mejor. Una corte basada en la Biblia y la Torá sería igualmente discriminatoria y salvaje.
Sin embargo, el número de personas que siguen defendiendo los tribunales islámicos en Gran Bretaña como el “derecho a la religión” de las personas es asombroso.
Y, por supuesto -cualquier excusa- será suficiente. Lo mejor que he oído recientemente tiene que ser “Tengo un amigo musulmán que dice que la sharía no es como usted dice que es”. Fin. Su escepticismo parece aplicarse a todo, menos al islam.
Sin embargo, el Consejo Islámico de la sharía en el Reino Unido explica por ejemplo por qué el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre.
Dice:
“Si una olvida, el otro puede recordárselo”. “Es la diferencia entre el cerebro de un hombre y el de una mujer”. “El carácter de una mujer no es tan bueno para un caso en el que el testimonio requiere atención y concentración”.
Y esto también es aplicable al divorcio ya que los hombres tienen derecho unilateral al divorcio y sólo necesitan decir tres veces talaq mientras que una mujer tiene limitado el recurso al divorcio.
El sitio web dice: “Las mujeres se rigen por la emoción, los hombres por sus mentes así que él se lo pensará dos veces antes de pronunciar talaq [divorcio]”. Sigue diciendo que no es “peyorativo”, sino “el secreto de la naturaleza de las mujeres”.
En un tribunal islámico en Gran Bretaña, una mujer no puede ni siquiera firmar su propio contrato de matrimonio; un tutor masculino debe hacerlo en su nombre. La custodia de los hijos va al padre a una edad preestablecida, independientemente del bienestar del niño. La violación marital es vista como una prerrogativa del marido – un juez de la sharía, dijo recientemente que el acto agresivo es llamarlo violación. Las reglas aquí en Gran Bretaña son las mismas que las mujeres enfrentan en Irán en los tribunales de familia.
Y ellas también están lidiando con el matrimonio de niños, lo cual no es más que la violación de niños y la pedofilia religiosamente sancionadas. En el 2010, alrededor de 30 casos de matrimonios de menores se registraron sólo en Islington. Al menos tres niñas de 11 años de edad y dos de nueve años de edad habían sido obligadas a casarse con hombres mayores. Las niñas mayores tenían 16.
En el último escándalo, que por cierto ha sido cubierto por los harapos de tabloides como el Sun y el Daily Mail, una investigación realizada por el Sunday Times encontró imanes en Gran Bretaña dispuestos a “casarse” con niñas después de ser abordados por un periodista encubierto haciéndose pasar por un padre que dijo que quería que su hija de 12 años se casara para evitar que fuera tentada por el “estilo de vida occidental”.
Cuestiona esto y a menudo serás acusado de islamofobia, racismo, intolerancia, y de negarle a la gente el mismísimo derecho a la religión y las creencias.
Antes de ir más lejos, tengo una pregunta para los que utilizan los derechos humanos y el lenguaje antirracista para justificar y pedir disculpas por la desigualdad, la discriminación, la violencia contra las mujeres y la barbarie.
Incluso si fuera el derecho de las personas a la religión (la mayoría de los derechos no son absolutos y de todos modos los tribunales de la sharia son sobre política, no religión) – e incluso si fueran verdaderas opciones (dejemos de lado las muchas amenazas y actos de intimidación por ahora), ¿cuál es su posición sobre ello?
¿Tienen alguno?
¿Creen que está mal?
Mientras puedes ser muy feliz de promoverlo para el “otro” -lo que yo llamo un racismo de bajos estándares y expectativas- ¿te gustaría para ti y para tus seres queridos?
Si no es así, por favor, dejar de justificarlo por ello.
Esconderse detrás de los “derechos” y la “elección” para excusar la misoginia es una traición a los principios humanos. Después de todo, hace años, algunos hombres sólo tenían el “derecho” de votar y tener esclavos.
Recuerden la buena solidaridad internacional pasada de moda -cómo la echo de menos- cuando en realidad unimos fuerzas con aquellos que sufrían bajo el apartheid racial en Sudáfrica, por ejemplo.
Hoy en día, muchos liberales y posmodernistas de izquierda toman lado con los que imponen el apartheid –apartheid sexual- ya que lo consideran el “derecho a la religión”…
Es una traición a la solidaridad humana.
Y esta solidaridad es fundamental especialmente teniendo en cuenta que el islamismo y la ley de la sharía mataron a una generación en lo que yo llamo una inquisición islámica. Hay una gran diferencia después de todo entre el cristianismo de hoy y uno durante la inquisición.
Bajo una inquisición, no existe una religión personal. A ti simplemente te dicen qué decir y hacer, y si no cumples tendrás que pagar el precio de tu disidencia.
El “derecho a la religión” está destinado a ser el derecho a una religión y creencia personales. Pero cuando la religión es parte del estado, o del sistema judicial, ya no es una cuestión de creencia religiosa, sino de poder político.
De hecho, la religión en el sistema estatal, educativo o el sistema judicial es el fin de toda forma de igualdad, elección, derechos, libertades o la política democrática.
Cuando escucho “el derecho a la religión” en el contexto de los tribunales de la sharia, para mí significa el derecho de los imanes parásitos y los estados y organizaciones islámicos regresivos de considerar qué es aceptable y qué no lo es.
Existe la hipótesis de que el musulmán auténtico es siempre reaccionario, pro-islamista, en pro del velo, en pro del apartheid sexual, en pro de los tribunales de la sharía… Pero esta es la narrativa del islamismo.
Como dijo el profesor palestino Budeiri tras las amenazas de los islamistas por las caricaturas que él había puesto en su puerta: los islamistas “optan por recurrir a los abusos y las amenazas de violencia física, tratando de apropiarse para sí la autoridad única de lo que los musulmanes pueden y no pueden pensar, pueden y no puede hacer. Hay y seguirá habiendo muchos musulmanes diferentes, tanto como hay mentes sin restricciones”.
Los musulmanes después de todo no son una comunidad homogénea como los los islamistas retratan. Cuando le das derechos de grupo a la “comunidad musulmana”, básicamente das más poder a la élite dominante -los imanes y “eruditos” islámicos [como Richard Dawkins dice, tienes que leer más de un libro para ser considerado un erudito]- a expensas de las mujeres, y muchos otros.
Confundir el islamismo (y sus tribunales de la sharia) con los musulmanes forma parte del esfuerzo de fingir la representación y es la narrativa pregonada por los islamistas. De hecho, el islamismo o el islam político es parte del proyecto para controlar la población en general y no es un ejercicio de los derechos y elecciones de las personas.
Aceptar la versión y la narrativa islamista es entregar un sinnúmero de personas -muchas de ellas disidentes- al movimiento islámico de extrema derecha y hacer caso omiso de la resistencia, las luchas políticas, sociales y civiles, y la política de clase. Confundir musulmán e islamista es como confundir cristiano o inglés con la Liga Inglesa de Defensa o el Partido Nacional Británico.
Muy a menudo también una crítica del islamismo, la sharía o el islam se promociona como racista, discriminatoria, e islamófoba.
No lo es.
Déjenme darles un ejemplo de esto. Cuando un tribunal británico le dijo a un consultor de hospital musulmán que tenía que pagarle manuntención a su exesposa a pesar de que en virtud de la sharía él creía que no le debía nada, el médico dijo que la “ley de la familia en Gran Bretaña está sesgada en contra de los musulmanes” pero, ¿acaso no es su esposa también musulmana?
Todo depende de cómo se mire y del lado decides tomar.
Esto no tiene nada que ver con el racismo.
Tales acusaciones de racismo son particularmente contra Occidente.
Si estás criticando el islam, el velo, la ley islámica, o el islamismo en Irán, Egipto y Afganistán el debate no se enmarca en el contexto del racismo o la islamofobia.
Cuando el gobierno saudita arrestó a Hamza Kashgari de 23 años por tuitear acerca de Mahoma, no lo acusaron de racismo, se le acusó de blasfemia – una acusación punible con la muerte.
Pero ese mismo gobierno le acusará a los críticos de la política saudí en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU como islamófobos y racistas.
Lo que estoy tratando de decir es que los islamistas y sus apologistas han acuñado el término islamofobia -un término político- para difundir el pánico y silenciar a la gente.
Estas falsas acusaciones de islamofobia y de ofensas le sirven al islamismo en la misma forma en que la ley de la sharía les sirve donde tienen poder. Ayuda a amenazar, intimidar y silenciar las críticas, la solidaridad y la disidencia.
Funcionan como fatwas laicas y se utilizan no para defender a los musulmanes del fanatismo, sino para defender el islam y el islamismo.
La crítica de la religión y de aquello que es tabú siempre es importante pero especialmente durante una inquisición.
Entonces es a menudo una cuestión de vida o muerte.
Tomemos las caricaturas recientes en el semanario francés Charlie Hebdo.
En un clima donde el asesinato islamista, la violencia y la intimidación está acobardado a muchos al silencio y la sumisión, la insistencia de Charlie Hebdo en burlarse del islam a la par de todas las religiones y su negativa a dar marcha atrás a pesar de los llamados a la censura es una que será recordado.
Se ha dicho que el propósito de la revista de reafirmar su tradición secular de izquierda en este clima es más antiislámica que anticlerical.
Pero el antiislamismo es el anticlericalismo de esta era.
Se nos dice que las caricaturas son “de poca ayuda” [gracias Guardian] en un “clima de prejuicios religiosos y raciales”, pero decirlo es no darse cuenta del punto.
Lo qué es ‘de poca ayuda’ es el asesinato y el caos del islamismo.
Criticar el islam y el islamismo no es acerca de los prejuicios -esa es la narrativa del islamismo- que ha sido la carnada que les venden de los que piden censura.
Y lo que este grupo olvida es que aquellos que enfrentan la mayoría de las amenazas de los viles rebaños islamistas no son publicaciones satíricas francesas o incluso embajadas estadounidenses y francesas en todo el mundo, sino los muchos innumerables seres humanos que viven bajo el islamismo y la ley de la sharía – como el saudita Hamza Kashgari, el indonesio Alex Aan, el egipcio Alber Saber y la paquistaní Asia Bibi. Y muchos de ellos son musulmanes.
Por supuesto, las caricaturas de Charlie Hebdo son diferentes a la película racista, cristiana de extrema derecha ‘La inocencia de los musulmanes‘.
Por supuesto, las caricaturas de Charlie Hebdo son diferentes a la cristiana-derecha racista película, ‘La inocencia de los musulmanes “. Pero la libertad de expresión no es sólo para aquellos con los que estamos de acuerdo. Y no olvidemos que una película muy, muy mala es sólo eso.
El verdadero problema que debe ser abordado de frente es el islamismo no más censura y la sumisión.
Si piensas que la violencia colectiva contra la película y las caricaturas no son más que unos malos modales, e incluso que son acerca de religión, estás equivocado. Tienen que ver con la política.
Es lo mismo con los tribunales de la sharía en Gran Bretaña. Ellos no son acerca de religión, sino de poder político.
Si queremos tener éxito, debemos, como dice el maravilloso Rushdie Salman, “ser más valientes”.
Pero tenemos que ir más allá de debates corteses y cómodos alrededor del cristianismo a un anticlericalismo renovado y un laicismo intransigente que apunte directamente al islam, el islamismo y sus leyes de la sharía y la religión en sí misma.
Como el difunto marxista Mansoor Hekmat decía:
“En el islam … el individuo no tiene derechos ni dignidad. En el islam, la mujer es una esclava. En el islam, el niño está a la par con los animales. En el islam, el librepensamiento es un pecado merecedor de castigo. La música es corrupta. El sexo sin permiso y certificación religiosa, es el mayor de los pecados. Esta es la religión de la muerte. En realidad, todas las religiones son tales, pero la mayoría de las religiones han sido contenidas por librepensadores y la humanidad amante de la libertad durante cientos de años. Ésta nunca fue restringida o controlada”.
Restringirlo -controlarlo- en este día y esta era – esa es nuestra tarea.