En la crítica a La educación prohibida, señalé el carácter decididamente anticientífico de dicho panfleto hippie. Una de las críticas iba dirigida a la promoción de la secta de la antroposofía y el método ‘educativo’ propuesto por su fundador, Rudolf Steiner.
Ahora, resulta que el gobierno británico está subsidiando este tipo de escuelas, que, como nos cuenta la Asociación Humanista Británica, promueve el creacionismo y la anticiencia:
La Academia Hereford abrió sus puertas en el 2008 y no ofrece certificados generales de educación secundaria en ciencia, sino en cambio los alumnos estudian un técnico vocacional en Estudios de la ecología. A la Asociación Humanista Británica (BHA) se le dijo que “La escuela pone en práctica su plan de estudios a través de los esquemas de trabajo que se detallan en las tareas educativas y el contenido del plan de estudios Steiner Waldorf editado por Martyn Rawson y Tobías Richter”. En una lección de Ciencia de la Vida, el libro dice que “las historias de la Creación dan una imagen global de los orígenes de la tierra, las plantas, los animales y los seres humanos”. En otro, se dice que “El mecanismo darwiniano ofrece un poder esclarecedor dentro de un cierto rango de fenómenos, pero que tiene sus raíces en el pensamiento reduccionista y la ética victoriana y los jóvenes tienen que salir de la escuela con un claro sentido de sus límites”.
El resto del plan de estudios en ciencia es también motivo de preocupación. Otros ejemplos incluyen:
En las clases de química, la homeopatía se describe como “un buen ejemplo de un efecto que no se puede explicar por el modelo [atómico] dominante”. La enseñanza de “modelos homeopáticos y / o de otra índole de la interacción de la materia y de la vida” están específicamente recomendados. La homeopatía se basa en la idea de que una sustancia que normalmente causaría una enfermedad podría, si es altamente diluida, curar esa enfermedad. La homeopatía es científicamente implausible, y la abrumadora evidencia muestra que no funciona mejor que el placebo.
O sea, están formando zombies que no van a saber ni un pepino de cómo funciona el mundo, y van a creer las más salvajemente inverosímiles explicaciones, en nombre de tener una mente abierta… tan abierta que se les caerá el cerebro.
¡Y el gobierno británico está pagando por eso!