Desde hace un tiempo he venido insistiendo en que César Mauricio Velásquez no sabe para qué son las embajadas y que el tipo sólo está en la embajada del Vaticano de lamezuelas. Y el tipo se empeña en darme la razón.
Por ejemplo, ahora resulta que gracias a su gestión, el Vaticano dispondrá uno de sus templos de culto a la ignorancia sólo para el país:
Estará dentro de la basílica de la Inmaculada Concepción, perteneciente a los frailes capuchinos, y ubicada en la famosa vía Veneto, a pocos metros de la Fontana de Tritone y de la plaza Barberini, en pleno centro romano.
Las misas serán los domingos (comenzaron el pasado 2 de septiembre) y se oficiarán en español. Los sacerdotes serán colombianos o de origen latino.
“Será un lugar para la actividad pastoral, cultural, académica y comunitaria de los colombianos que viven en la capital italiana”, dijo el embajador saliente de Colombia ante el Vaticano, César Mauricio Velásquez, quien gestionó esta iniciativa.
“También será un punto de encuentro para los peregrinos que vengan a Roma. Aquí se sentirán acogidos”, añadió Velásquez al explicar que allí también se conmemorarán las fiestas nacionales.
No, pues qué maravilla. Uno pagándole el súpersueldo, para que este zángano desperdicie esos recursos del estado en promover su superstición particular.
Es lo que tiene poner de embajador a alguien que ha aceptado como amo mental al filofascista dictador del otro país.