Ya he escrito hasta el cansancio por qué me opongo a que se negocie con terroristas (¿Y negociar qué? Cometieron delitos, lo único que hay que negociar es los términos de su rendición).
Así que ahora, cuando se revela que el gobierno de ‘la urna de cristal’ mantuvo encuentros secretos con los terroristas mientras le mentía descaradamente a la ciudadanía al respecto, creo que tomaré otro enfoque.
Hoy me concentraré en los que apoyan los dichosos diálogos con los terroristas.
Empecemos por los criminales: la mayoría de los idiotas útiles los defiende porque estas empresas criminales aseguran ser de izquierda, como si eso debiera tenerse en cuenta a la hora de juzgar un delito.
Lo único que tienen de izquierda son los panfletos con los que adoctrinan sus matones.
De resto, son la encarnación de la derecha más reaccionaria. Sus finanzas, que consisten en un monopolio del cultivo y la venta de la droga, les reportan ingresos netos y se ahorran todo aquello de los ‘derechos laborales’ que le deberían garantizar a su ejército paramilitar privado – todo para que los capos, los cabecillas, vivan como reyes. El sueño mojado de cualquier neoliberal. Eso, sumado al uso indiscriminado y recreacional de la violencia, la tortura, la extorsión y el asesinato de los pobres y el tratamiento de las mujeres como objetos sexuales no deja lugar a dudas que las Farc y el ELN tienen tanto de izquierda como el mismísimo George W. Bush.
Los idiotas útiles
Son personas que se rasgaron las vestiduras cuando Álvaro Uribe cambió la Constitución Política para hacerse reelegir y se indignaron hasta la cólera por el irrespeto a la Carta Magna. Y ahora son ellos los que invocan su violación, desconociendo la obligación del Estado de proteger a sus ciudadanos y promoviendo el diálogo con la mafia.
No es descabellado afirmar que estas personas son a la guerrilla lo que los negacionistas del Holocausto son a los nazis.
Pacifismo idiota
Como si del Partido Republicano se tratara, los idiotas útiles hacen un uso hiperbólico de los eslóganes. Probablemente, debido su falta de ideas y discurso. Es así como todos están convencidos del lema de que “las armas son malas” y automáticamente creen que el diálogo es la panacea – como si no se requiriera que ambas partes estuvieran legítimamente interesadas en dialogar. El pacifismo es una perspectiva que sólo sirve para mantener el statu quo.
Ignorancia autocomplaciente
En otras ocasiones he argumentado que la razón es una obligación moral y la política no está exenta de esa aseveración. Es más, toda la dirección que se le diera a un país debería ser a la luz de la razón y de las evidencias.
Y la evidencia que tenemos a la mano es que en Colombia todos los procesos de paz fracasan. Promover una ruta de acción en contra de lo que aconsejan las evidencias es llanamente estúpido.
Superioridad moral
Y es que estos enconados enemigos de las balas, regodeándose en el pensamiento mágico, creen que tienen algún tipo de superioridad moral al afirmar así, sin anestesia, que un capo de la droga, con un ejército al que le sale muy barato sostener y un negocio que le genera enormes dividendos, de repente va a desarrollar una consciencia y se va a preocupar por el país, o por sus víctimas.
Y a los que no nos creemos esa ridiculez, entonces nos tildan de aliados de Uribe.
Para la muestra, las palabras de Félix de Bedout:
Los que no pudieron acabar con la guerra en 8 años, no quieren que se le de ni un minuto a la paz.
— Felix de Bedout (@fdbedout) August 27, 2012
Básicamente, a los que nos oponemos, se nos acusa de ser uribistas. Hay que ser muy ciego para confundir la más básica defensa del Estado de derecho con el uribismo ramplón.
Pero no, eso no lo pueden entender ellos. Carlos García, por ejemplo, dejó clarísima su estrechez mental:
Los verdaderos enemigos de la paz son quienes quieren eternizar este conflicto por la vía armada. Yo le apuesto a los
#DiálogosdePaz— Carlos García (@carloscuentero) August 27, 2012
Polarización
Como si no hubiéramos tenido suficiente con ocho años de dictablanda uribista, resulta alarmante ver cómo sus supuestos opositores se han creído a pies juntillas la retórica de este intento de capataz y la reproducen hasta la saciedad.
Que luego no vayan a quejarse de que el país está polarizado. ¡Por supuesto que lo está! Si uno no puede oponerse a que el Gobierno claudique su obligación de ejecutar las leyes, porque es tachado inmediatamente de uribista, ¿cómo esperan que el país no esté polarizado?
Uribización
Gracias a esta polarización, el país también se uribiza: se plantean dos escenarios, caricaturas de una realidad más compleja.
Por un lado, estaría el uribismo. Por el otro, estarían los antiuribistas, idiotas útiles del terrorismo, que buscan darles gabelas legales y jurídicas – o como lo llaman en el mundo civilizado, impunidad.
Pero, ¿dónde dejan a los antiuribistas que nos atenemos a las evidencias y que a la luz de las cuales, sabemos que esto sólo le servirá a los grupos terroristas para darse un respiro y fortalecerse? ¿Acaso no contamos? ¿Es mucho pedir que el Ejército cumpla su labor sin que eso implique intervenir ilegalmente los teléfonos y correos de la oposición y respetar los DDHH y las libertades individuales de los ciudadanos?
Sí, tengo la firme convicción de que el conflicto interno colombiano sólo se puede ganar a través de las armas (que, por cierto, es legítimo su uso por parte de una fuerza regular, como el Ejército, para derrotar a un grupo criminal), pero esto no me hace un uribista – me hace mentalmente estable y con algo de memoria. Creo que lo peor que le ha podido pasar al país es que todos se hayan creído la mentira de que Uribe es el único capaz de llevar esto a cabo. No lo es.
Por cierto, él ya empezó a ver los beneficios de todo esto, y está instigando más miedo, asegurando que los diálogos beneficiarán la reelección de Chávez. Es cierto.. pero también beneficiarían la suya.
Esta será la última vez… hasta la próxima
Al terminar los cuatro años de Pastrana, el país dijo que sería la última vez, que no volvería a dialogar con terroristas (eso fue lo que Uribe supo capitalizar para subir al poder).
Resulta que es lo mismo que habían dicho en 1985, tras la toma del Palacio de Justicia, por parte del M-19, quienes habían firmado la paz un año antes.
Ahora nos encontramos con perlas como esta, otra vez, de Félix de Bedout:
El manual de engaños de las FARC es bien conocido por eso tienen que entender que esta puede ser la ultima oportunidad de un proceso de paz.
— Felix de Bedout (@fdbedout) August 27, 2012
El fin justifica los medios
Cuando el gobierno de Uribe dio de baja a Raúl Reyes salió toda esta ralea de personajes a condenar el acto porque el fin no justificaba los medios. Y estoy de acuerdo: no lo hace.
Por tanto, si el fin es la paz, eso no justifica conseguirla a través de la impunidad, ni de perdonar los delitos de lesa humanidad cometidos por los terroristas.
De nuevo, qué importa. Los principios son para hacer oposición y desecharlos a la primera de cambio:
Yo si creo que se le debe dar una nueva oportunidad a la paz y usted?
— Felix de Bedout (@fdbedout) August 27, 2012