En vista de que ni la ONU ni los encargados de los Olímpicos se preocupan mucho por la igualdad, queda en manos de nosotros, los humanistas, hacer que todas las reglas y leyes sean aplicadas para todos, sin excepciones de carácter religioso ni cultural -o sea, el privilegio-.
Así que cae como anillo al dedo el discurso de Sundas Hoorain del 25 de julio de por qué necesitamos también leyes equitativas en las Olimpiadas:
Soy de Pakistán, y he enfrentado la discriminación sistemática contra las mujeres, ya sea establecida por la ley o la tradición o disfrazada de tradición. Sé lo difícil que es liberarse para nosotras las mujeres. Nosotros, como humanidad hemos logrado avances inmensos en temas como la esclavitud, el apartheid, el tráfico, el racismo, tanto que hoy nadie puede decir abiertamente “Creo que la esclavitud está justificada” o “creo que una raza es superior”. ¿Por qué no es igual para las mujeres?
El pluralismo, la tolerancia, el multiculturalismo, todos estos son conceptos que personalmente defiendo. Sin embargo, me parece muy preocupante la forma en que estos términos son secuestrados hoy en día para legitimar la opresión, especialmente contra las mujeres. Durante la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, nadie planteó el relativismo cultural, el pluralismo o la tolerancia. Nadie dijo que este tratamiento es parte de la cultura sudafricana y tenemos que ser tolerantes. ¿Por qué los países todavía pueden decir que pensamos que las mujeres son inferiores o que la única posición de respeto para una mujer está dentro de las cuatro paredes de su casa? ¿Por qué el resto del mundo responde con la comprensión del relativismo cultural? Aquí nos encontramos con un silencio institucionalizado en el mundo.
Me parece preocupante que mientras el COI se siente cómodo prohibiendo durante décadas a Sudáfrica por el apartheid, tome una postura mucho más suave cuando se trata de misoginia.
El COI puede afirmar con toda seriedad que el diálogo ha dado sus frutos en un acuerdo de Arabia Saudita para enviar a dos mujeres que han sido criadas en el extranjero, mientras que de forma sistemática e institucionalmente niega a las mujeres saudíes incluso el acceso a gimnasios y otras actividades físicas en el ámbito nacional.
Así que pregunto ¿es eso realmente dar frutos? ¿O es eso no dar la cara? Y difícilmente eso.
Le pregunto al COI, ¿la mujer de color no merece los mismos derechos e iguales protecciones? ¿Acaso el COI las considera como no merecedoras de su equitativa preocupación? ¿Cómo pueden simples fichas dar frutos de los objetivos del COI cuando sus estatutos toman una postura fundamental contra la discriminación? Eso en sí mismo expone el problema de fondo.
Le pregunto al COI dónde se encuentran los puntos en común concretos con los funcionarios sauditas: permitir que las niñas practiquen deportes en las escuelas, la creación de secciones de mujeres en el Comité Olímpico Saudí y federaciones deportivas relacionadas y permitir que las mujeres que viven en el país compitan en eventos internacionales. ¿Cómo puede el COI tolerar la discriminación institucionalizada de esta gravedad?
El COI tiene la responsabilidad real de conseguir una verdadera reforma. No permitir el deporte para las mujeres en el interior del país sigue siendo una violación de la Carta Olímpica, que prohíbe la discriminación de género. Así que vuelvo a preguntarle al COI ¿cómo han llegado a buen término las conversaciones con Arabia Saudita? Esto expone una vez más la opresión sistemática contra la mujer en el país, así como a nivel del COI.
La Arabia Saudita ha requerido que la ropa de las dos participantes femeninas cumplan con la sharía, lo que significa que usen el hiyab, que se encuentren acompañadas por un tutor masculino en todo momento y no mezclarse con los hombres “, mientras estén en Londres para los Juegos del 2012. Así que su conducta y vestimenta personal no es de su propia elección.
Algunos dicen que Arabia ha hecho el “mínimo necesario” para evitar el desprecio internacional y una posible prohibición. Nos hemos reunido aquí hoy para decir que esta farsa no es lo suficientemente buena, que nos tomamos en serio a las mujeres como seres humanos iguales y que hasta que algunos tomen medidas concretas que en realidad permitan el acceso a las mujeres que crecen en Arabia Saudita, NO se cumple con el mínimo.
No permitir el deporte para las mujeres en el interior del país sigue siendo una violación de la Carta Olímpica, y es hora de que el COI haga cumplir su mandato. Exigimos que el al COI promueva una ley para todos.
Son descarados.
(vía Maryam Namazie)